lunes, 22 de abril de 2024

LA QUIMERA El descanso eterno

Título original: La chimera
Italia-Francia-Suiza 2023 130 min.
Dirección
Alice Rohrwacher Guion Alice Rohrwacher, Carmela Corvino y Marco Pettenello Fotografía Hélène Lovart Intérpretes Josh O’Connor, Carol Duarte, Vincenzo Nemolato, Isabella Rossellini, Alba Rohrwacher, Lou Roy-Lecollinet, Giuliano Mantovani, Gian Piero Capretto, Melchiorre Pala, Ramona Fiorini Estreno en el Festival de Cannes 26 mayo 2023; en Italia 23 noviembre 2023; en España 19 abril 2024


En su línea habitual y con un sello ya inconfundible, la realizadora italiana Alice Rohrwacher vuelve a combinar realidad y sueño en una tan estimulante como entretenida fábula sobre esa conexión entre los vivos y los muertos que parece dar sentido a nuestra existencia. La quimera del título consiste en reencontrar el amor fenecido y lograr mediante el expolio de tumbas milenarias una riqueza que permita retirarse y disfrutar de una vida sin complicaciones. Todo ello en un entorno muy familiar a la personal directora, entre gente marginada y bohemia que sobrevive en espacios efímeros e inmuebles ocupados, creando así cierta reflexión sobre el concepto de bien común y bien patrimonial.

La cinta se bifurca de hecho entre los conceptos de usurpación y patrimonio, tráfico ilegal de obras de arte y profanación del sueño de los muertos, ocupación de bienes inmuebles abandonados y falta de un mínimo para subsistir, conservación de un patrimonio y rapiña del mismo por la familia… en lo que se revela como una suerte de análisis del capitalismo a ultranza y utilización del bien común como forma de paliar las consecuencias de una grave crisis económica y humanitaria. Pero nada de esto sufre un tratamiento panfletario, sino más bien de carácter poético, dirigido a convertir en cuento una realidad preocupante en la que las personas humildes buscan un espacio en un mundo deshumanizado. El rico muestrario de personajes que van de los ladrones de tumbas al vagabundo enamorado, pasando por la señora decadente pero generosa y la joven idealista, cruzan sus vidas e ideas para conformar un paisaje tan evocador como entrañable en el que las palabras fluyen de forma tan ingeniosa como divertida.

Habitual del Festival de Sevilla, la cada vez más interesante directora de El país de las maravillas y Lázaro feliz, logra su película más amable y distendida, donde la conexión entre la vida y la muerte se hace más poética y patente. Su trabajo le ha proporcionado la Espiga de Plata en Valladolid y el galardón al mejor diseño de producción en los Premios Europeos del Cine, tras su presentación en el Festival de Cannes del año pasado.

domingo, 21 de abril de 2024

CIVIL WAR La guerra en casa

Reino Unido-USA 2024 109 min.
Guion y dirección
Alex Garland Fotografía Rob Hardy Música Ben Salisbury y Geoff Barrow Intérpretes Kristen Dunst, Wagner Moura, Cailee Spaeny, Stephen McKinley Henderson, Jesse Plemons, Nick Offerman, Nelson Lee, Jefferson White Estreno en Estados Unidos 12 abril 2024; en España 19 abril 2024

Sólo una semana después de Sangre en los labios asistimos al estreno de una nueva e interesante producción de A24, esta vez centrada en los estragos de una guerra similar a aquellas de las que estamos siendo testigos en esta década, pero con la particularidad de desarrollarse en Estados Unidos. El país que más guerras provoca y en las que más se involucra, generalmente para dar salida a su primera industria y la que más le asegura su predominio en la economía y el control del mundo, la armamentística, se ve inmerso en esta fantasía bastante creíble en un conflicto en primera persona y en su propio territorio. Las causas y las consecuencias apenas importan a su director y creador, Alex Garland (Ex Machina, Men), que se limita a generar una serie de peripecias a cual más inquietante e incómoda, las que encuentran a su paso un grupo de periodistas y fotógrafas en camino a la Casa Blanca antes de que lleguen allí las fuerzas subversivas y beligerantes provenientes del oeste americano.

Está claro que Garland basa su idea en el asalto al Capitolio de hace unos años, que ni siquiera parece rendirle cuentas a su principal provocador, el que sin duda será de nuevo próximo presidente del controvertido país. Pero es aún más cierto que el realizador basa sus temores y su resolución estética en los informativos que a diario invaden nuestra vida doméstica, con escenas irrespirables e inexplicables en Gaza y Ucrania, con miles de civiles inocentes muriendo a diario. Por este motivo esta no es una película de destrucción masiva al estilo de Marvel y similares, sino una inasumible recreación de lo que la realidad trae hasta nuestros hogares a diario, mientras intentamos permanecer al margen y hacemos como si nada ocurriese, aunque en realidad estemos acelerando nuestras necesidades y anhelos por si no hay un mañana. Todo esto da a la película una entidad propia y una importancia relevante, mientras en cuestión de narrativa asistimos a una concatenación de episodios que ponen nuestra capacidad de resistencia al límite, por lo que si notamos que al salir del cine tenemos la cara enrojecida, probablemente sea de lo mucho que nos la hemos pellizcado.

Al buen resultado de la función contribuye el impecable trabajo de su cuarteto protagonista, con una Kirsten Dunst de expresión permanentemente agria y consecuentemente triste, el sufrimiento de sus compañeros, el brasileño Wagner Moura y el veterano Stephen Henderson, así como la avidez teñida de intrepidez y terror manifiesto de Cailee “Priscilla” Spaeny. La precisa puesta en escena, sus calculados efectos visuales concebidos para dar realismo más que espectacularidad a la empresa, y un buen puñado de canciones marca del espíritu de un pueblo que ve cómo sus peores pesadillas se hacen realidad, completan el buen acabado de esta implacable cinta.

jueves, 18 de abril de 2024

MANCINI CUMPLE CIEN AÑOS


El pasado martes 16 de abril cumplió cien años Henry Mancini, y el próximo 14 de junio  hará treinta que nos dejó. Por lo mucho que ha representado para nosotros, que hemos seguido su carrera con devoción y escuchado su música con deleite, no podíamos dejar la oportunidad de dedicarle unas palabras de sentido homenaje y sincero agradecimiento. Ya entonces, cuando falleció, le dedicamos cuatro programas en Radio Aljarafe, donde por aquel entonces realizaba un programa de cine con su gemelo sobre bandas sonoras. Repasamos toda su carrera cinematográfica con el material con el que por entonces contábamos, fundamentalmente el catálogo de RCA Victor con el que grabó muchas de sus bandas sonoras convenientemente arregladas para disfrute doméstico en discos de vinilo que apenas superaban los treinta minutos de duración. Empezaban también a proliferar por aquella época recopilatorios de su música grabadas por él mismo al frente de la Mancini Pops o la Royal Philharmonic, además de un impresindible disco en el que Erich Kunzel se contenía un poco para ofrecer lo mejor del compositor con toda la elegancia que su música requiere, dirigiendo la Cincinnati Pops y los coros del propio Mancini. Precisamente sus coros han sido marca de la casa, y aunque ese estilo armónico y contrapuntístico de entonar las canciones no lo inventó él, ya sonaban así por ejemplo en La colina del adiós de Fain y Webster o en El Álamo de Tiomkin y Webster, no cabe duda de que él les imprimió un estilo muy particular y perfectamente reconocible para cualquier aficionado o aficionada.


Desde aquel ya lejano 1994 son muchas las bandas sonoras de Henry Mancini que han conocido una edición más completa y fiel al original, de forma que las clásicas grabaciones de Desayuno con diamantes, Charada, Hatari o Dos en la carretera conviven hoy con sus ediciones extraídas directamente de las bandas de sonido de las películas, con mayor duración y los temas principales sometidos a un sinfín de variaciones. En este tiempo incluso se han editado bandas sonoras que permanecían inéditas, con sólo sus temas principales grabados por el propio Mancini y su orquesta. Es el caso de la imprescindible Días de vino y rosas o de Momento a momento, un mediocre thriller romántico de Mervyn LeRoy protagonizado por Jean Seberg del que sólo contábamos con su tema principal a piano y orquesta, y con coros sólo en la versión de Kunzel.

Otras bandas sonoras míticas de su catálogo permanecen inéditas, como Querido corazón o Su juego favorito, teniéndonos que conformar con sus temas principales regrabados para los recopilatorios que Mancini editaba frecuentemente alternando temas propios con otros de colegas de profesión como Francis Lai, Michel Legrand o Nino Rota. Pero el caso más flagrante es el de la canción Life in a Looking Glass, que casi cuarenta años después de ser nominada al Oscar por la película semiautobiográfica de Blake Edwards Así es la vida, la versión original cantada por Tony Bennett sigue inédita. El estilo Mancini, con esa proverbial forma de trabajar el contrapunto y la armonía, perceptible en la melodía acompasada con un toque melódico y tonal alternativo para potenciar la elegancia de la partitura, caló también en otros compositores como Neal Hefti, Quincy Jones e incluso un incipiente Johnny Williams, que había trabajado con Mancini en sus primeras grabaciones, antes de encontrar su propia voz inspirándose en el sinfonismo del Hollywood clásico.

Como tantos otros compositores, el estilo de Mancini fue resultado de su bagaje cultural y profesional. La escuela de composición ligera norteamericana, con Gershwin, Porter, Berlin, Kern y Rodgers a la cabeza, influyó considerablemente en el suyo propio, así como su trabajo junto a Glenn Miller y su orquesta, lo que le propició arreglar varios de sus temas para el biopic que protagonizó James Stewart en 1954, Música y lágrimas. Su trabajo para películas de terror y fantasía de bajo presupuesto que tanto proliferaron en el cine de los cincuenta inspirado por la amenaza nuclear, le permitió cultivar ese estilo sinfónico que también dominó pero que pronto abandonaría para adaptarse el lenguaje televisivo. Aquellos trabajos sinfónicos, a la sombra de los maestros resposables de los estudios Herman Stein y Hans J. Salter, en películas como La mujer y el monstruo o Tarántula, fueron recuperados en un disco titulado Mancini in Surround, mientras su estilo sirvió al autor para enfrentarse ya en los ochenta a trabajos tan exóticos como Lifeforce o Santa Claus.


Huelga decir lo mucho que representó para su carrera y reconocimiento conocer a Blake Edwards y entablar a raíz de esta colaboración una amistad inmarchitable con Julie Andrews. Ella y Audrey Hepburn definieron a la perfección su música y estilo, especialmente la protagonista de Mary Poppins, para quien compuso sus dos únicos musicales, Darling Lili y ¿Víctor o Victoria?. El fracaso del primero contrasta doce años después con el éxito del segundo, que propició incluso su único salto a la escena de Broadway. Por cierto, nuestra ciudad, que nunca logró que el compositor se asomara a ella aunque fuese a propósito de los añorados Encuentros de Música de Cine, inspiró The Shady Dame from Seville, que entonaba primero Julie Andrews y más tarde, en clave cómica, Robert Preston. Pero no fue la única ocasión en que el músico citó la ciudad, que un año después compondría unas sevillanas mal entendidas para La maldición de la pantera rosa.

Dicen que Blake Edwards se interesó por Mancini a raíz de la impresión que le causó su música para Sed de mal de Orson Welles, uno de los ejemplos más evidentes de la influencia del jazz en el cine, aunque la suya siempre fue en un tono tímido, ligero o quizás mestizo en consonancia con Un tranvía llamado deseo de Alex North o El hombre del brazo de oro de Elmer Bernstein, en lugar del más puro ejercido por Duke Ellington en Anatomía de un asesinato o Miles Davis en Ascensor para el cadalso. Mancini reinventó a su manera el foxtrot y la bossa nova en los sesenta y el soul en los setenta, con puntuales incursiones en el country. Lo cierto es que Edwards contó con él para sus series de televisión Peter Gunn y Mister Lucky, a las que siguió el largometraje de ambiente estudiantil protagonizado por Bing Crosby High Time. Pero los productores todavía no confiaban en el joven Mancini y encargaron la canción principal, The Second Time Around,  a Sammy Cahn y James Van Heusen, autores de las exitosas Love Is the Tender Trap, All the Way o High Hopes, a la mayor gloria de Frank Sinatra.

Mancini tendría que esperar a 1961 para encargarse de la partitura completa, canción incluida, de Soltero en el paraíso de Jack Arnold, y sobre todo Desayuno con diamantes, que le reportó dos Oscars a la mejor banda sonora y mejor canción por la icónica Moon River. Edwards sólo prescindiría de Mancini en cuatro ocasiones, Dos hombres contra el oeste, con música de Jerry Goldsmith, Diagnóstico asesinato de Roy Budd, La semilla del tamarindo de John Barry y Micki y Maude de Lee Holdridge con canción de Michel Legrand. El resto cuenta con puntales fundamentales, además de las ya mencionadas, como la saga de La pantera rosa, La carrera del siglo y El guateque. Sus colaboraciones con Howard Hawks, especialmente Hatari, para la que compuso el popular Baby Elephant Walk, Stanley Donen, precisamente centenario dos días antes que Mancini, con Arabesco intentando emular el éxito de Charada, y Vittorio de Sica contribuyendo en gran medida a hacernos llorar con la trágica historia de amor protagonizada por Sofia Loren y Marcello Mastroianni en Los girasoles, son otros de los trabajos memorables del compositor.


Nunca abandonó la televisión, para la que en los setenta ilustró las aventuras de Sam Cade, El caballero de azul, los detectives agrupados bajo el título de Misterio o el pequeño relato Traficantes de dinero. Y en los ochenta volvió a triunfar con la banda sonora de El pájaro espino y los glamurosos temas principales de Hotel y Remington Steele. Pero volvemos a 1979 para terminar con una secuencia inimitable, la de Dudley Moore conduciendo su Mercedes descapotable al son de He Pleases Me en la voz de Julie Andrews por las soleadas y costeras carreteras de Los Angeles, admirando la juventud circundante antes de reparar en la deslumbrante belleza de Bo Derek acudiendo en un Rolls Royce a la iglesia bajo el velo de novia, mientras el tema acentúa su potencia con un elocuente crescendo. Se trata por supuesto de 10, la mujer perfecta, trabajo que ejemplifica a la perfección el universo de Blake Edwards y su particular visión del sexo y la madurez, donde el Bolero de Ravel no conseguía eclipsar la magnífica banda sonora de Mancini, incluyendo otros dos temas estelares, It's Easy to Say y Don't Call It Love, el primero, como la banda sonora, nominado al Oscar. Un film excelente no suficientemente reconocido que ejemplifica a la perfección el mundo elegante y sofisticado al que Mancini puso música de la forma más extraordinaria y placentera posible.

miércoles, 17 de abril de 2024

SANGRE EN LOS LABIOS Excelente manifiesto anti heteropatriarcado

Título original: Love Lies Bleeding
Reino Unido-USA 2024 104 min.
Dirección
Rose Glass Guion Rose Glass y Weronika Tofilska Fotografía Ben Fordesman Música Clint Mansell Intérpretes Kristen Stewart, Katy O’Brien, Ed Harris, Dave Franco, Jena Malone, Anna Baryshnikov Estreno en el Festival de Sundance 20 enero 2024; en Estados Unidos 8 marzo 2024; en España 12 abril 2024

Hubo un tiempo, alrededor de los 60 y los 70 del siglo pasado, en que había una impresión generalizada de que hablar de una película de United Artists, la famosa productora que fundaron artistas como Charles Chaplin y Mary Pickford en los veinte, era sinónimo de calidad. Lamentablemente aquella productora hace mucho que desapareció. Hoy ocurre algo parecido con A24, que desde su apoyo a los muy personales trabajos de Ari Aster se ha labrado un halo de excelencia que poco a poco corroboran si no todos los proyectos en los que participa, sí un porcentaje muy significativo. Algo así sucede con este inquietante e intenso thriller romántico, segundo largometraje de la joven realizadora británica Rose Glass, curtida en el largometraje con personajes muy obsesivos y relaciones harto tóxicas, y bautizada en el largometraje con un trabajo que ya forma parte de ese cine de culto tan celebrado por algunos sectores del público y la crítica, Saint Maud.

Una estupenda y entregadísima Kristen Stewart protagoniza junto a la vigoréxica Katy O’Brien una trágica historia de amor y redención en la que la segunda representa la adicción y sus terroríficos resultados, mientras la primera es esa persona cuyo sentido de la responsabilidad y justicia le llevarán por caminos también muy marcados por el destino y la tragedia. Junto a ellas Ed Harris renace como villano de aspecto diabólico cuyo particular ejercicio de la paternidad marca todo el mensaje de una cinta que no oculta su vocación de análisis de una situación que igual se daba en esos finales de los ochenta en los que se ambienta la cinta que ahora, el heteropatriarcado y sus nefastas consecuencias para una mujer que si no toma las riendas y actúa según su instinto, acaba sucumbiendo a un sistema que la anula casi por completo.

Rodada en los alrededores de Alburquerque, no en vano una de las ciudades más violentas de los Estados Unidos, aquí la sangre, la muerte y la mutilación se justifican y dan sentido a una historia donde el placer de matar, el tráfico de armas, y el maltrato de género pertenecen al hombre, mientras la violencia generada por la mujer responde a un sentido de la supervivencia y la justicia que la hace más reconocible y de alguna manera justificada. Glass conoce el oficio de la narración y la gramática visual, mientras el guion manifiesta una precisión extraordinaria y sus personajes una solidez rotunda, a lo que la fotografía de Fordesman y la música de Mansell se ajustan como un guante, provocando que nos encontremos ante uno de los thrillers más absorbentes de la temporada.

lunes, 15 de abril de 2024

MONKEY MAN Con traje y a mamporros

USA 2024 120 min.
Dirección
Dev Patel Guion Dev Patel, Paul Angunawela y John Collee Fotografía Sharone Meir Música Jed Kurzel Intérpretes Dev Patel, Pitobash, Sharlto Copley, Vipin Sharma, Sikander Kher, Sobhita Dhuliwala, Ashwini Khalsekar, Adithi Kalkunte, Makrand Deshpande, Brahim Achabbakhe Estreno en Estados Unidos 5 abril 2024; en España 12 abril 2024

Con una fructífera filmografía como actor a sus espaldas, que incluye éxitos como Slumdog Millionaire, El exótico Hotel Marigold y Lion, Dev Patel salta a la dirección con esta violentísima película aplaudida por la nueva generación de críticos que parece poco o nada tenga que ver con quienes hemos sobrepasado la cincuentena y nos hemos educado con un tipo de cine más sensible y emocional. Y lo peor es que combina todo un arsenal de tremendas peleas cuerpo a cuerpo, tiroteos, explosiones y agresiones con arma blanca dirigidas a provocar grandes hemorragias, con un mensaje de denuncia y concordia que abarca la corrupción política, la especulación, la esclavitud sexual, la represión y la tremenda brecha económica entre los más poderosos y la gente más pobre y humilde en la que se pretende una moderna India. 

Pero lo cierto es que todo huele más a John Wick, como bien han apuntado algunos cronistas, personaje al que jamás hemos prestado el más mínimo aprecio, pero que vendido ahora como vengador de las clases sociales más oprimidas, no lo cuelan cuando en realidad se nos obliga a sufrir escenas destinadas a plasmar el más absoluto desprecio por la vida humana, con escenas de acción por supuesto magníficamente coreografiadas, aunque tan lejos de la realidad como lo pueda estar cualquier título sobre extraterrestres.

Entre sus lindezas y tópicos nos enfrentamos a una larga y difícil destrucción del villano por parte de quien apenas con un golpe es capaz de vencer a temibles contrincantes en el ring de la lucha libérrima, la recurrente lucha uno a uno con todo un ejército de mercenarios, y la impunidad de quien tras esconderse un tiempo resurge en el mundo de la lucha preparada sin que su libertad se resienta de ello. Menos mal que entre tanto despropósito, hay algún guiño simpático, como ese ejército de drag-queens luchadoras, todo ello siempre en inglés, que para eso se trata de una producción estadounidense y al fin y al cabo India fue durante mucho tiempo la más preciada colonia británica.

EL SALTO Lejos de la peste que dejamos

España 2024 90 min.
Dirección
Benito Zambrano Guion Flora González Villanueva Fotografía Álex de Pablo Música Pascal Gaigne Intérpretes Moussa Sylla, Edith Martínez Val, Nansi Nsue, Eric Nantchouang, Ali Useni, Vicenta N’Dongo, Vicky Peña, Mari Paz Sayago, Mariola Fuentes, Norberto Trujillo B. Estreno en el festival de Málaga 3 marzo 2024; en salas 12 abril 2024

Aunque sólo fuera por sus valores estrictamente cinematográficos, el sexto largometraje de ficción de Benito Zambrano ya merecería nuestro respeto. Está bien narrada, con un guion si se quiere didáctico pero muy preciso, con buenas interpretaciones de un elenco prácticamente novel y desconocido de quienes en su mayoría han sufrido las vicisitudes que se narran en la película, y trabajos extraordinarios de algunas de sus secundarias, especialmente Vicky Peña pero también Vicenta N’Dongo, y cuenta con una gramática fluida y bien orientada a provocar ese terror que hoy albergan estas historias y no las tan ingenuas que se empeñan en hacernos sufrir con demonios, fantasmas y antiguas maldiciones. Pero es en sus valores puramente humanitarios, en su denuncia de una situación insostenible y a todas luces injusta, donde parece escocer a quienes sistemáticamente se han entregado a vapulearla y estigmatizarla, que son mayoría.

Zambrano se lanza al espinoso tema de la inmigración ilegal proveniente de África, y muy concretamente al polémico salto criminal de la ignominiosa y vergonzante valla que separa Marruecos de Melilla, a través del drama de un sin papeles que es expulsado de España justo cuando está a punto de formar una familia y espera un hijo, lo que le obliga a probar el tan temido regreso con todas sus nefastas consecuencias. El director de Intemperie no cae en la tentación de poblar su película de personajes malvados y despiadados que potencien el sufrimiento de quienes buscan esa vida mejor que todas las personas merecemos. Más bien presta una especial atención a quienes ayudan, quienes dedican su vida a resolver los miles de problemas que acucian a estas personas que huyen del hambre, la guerra, la represión y todo aquello que germinó tras la semilla que dejó nuestro paso por sus tierras en favor de nuestro mayor provecho. Se trata de no mirar hacia otro lado, y todos los esfuerzos son pocos para lograrlo aunque sólo sea un poco.

Con su proverbial sensibilidad, el director sevillano nos pellizca el corazón con sus nobles personajes, también con sus atribulados letrados y letradas, médicos y religiosas que dedican todo su esfuerzo a paliar el sufrimiento de tanta gente inocente a quienes los informativos apenas dedican alguna atención sólo cuando la odisea acaba justamente en tragedia, ya sea a bordo de una patera o por las heridas infligidas por las terribles concertinas o los indiscriminados y crueles golpes de las fuerzas de seguridad. De nuestra seguridad, para mantenernos alejados de la peste que respiran los sufridos herederos de toda la basura que dejamos en las criminales colonias de antaño y que han posibilitado ese bienestar del que tanto presumimos y consideramos fruto de nuestro esfuerzo. Si sólo fuésemos capaces de compartirlo aún al precio de prescindir de parte del nuestro, la humanidad y la tan necesaria convivencia lo agradecería. Pero para eso son muchas las leyes que hay que cambiar, y alguien se empeña en convencernos de que no merece la pena hacerlo.

sábado, 13 de abril de 2024

DUELO Y MAGIA EN EL NOVENO DE LA ROSS

9º concierto de abono Ciclo Gran Sinfónico de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Marc Soustrot, dirección. Programa: Kindertotenlieder, de Mahler; Sinfonía nº 4 en Mi bemol mayor WAB 104 “Romántica”, de Bruckner. Teatro de la Maestranza, viernes 12 de abril de 2024


No podemos considerar que emparejar en un mismo programa a Mahler y Bruckner sea el colmo de la originalidad, pero es cierto que hay más de un punto de conexión entre ambos genios. El noveno programa de abono del ciclo Gran Sinfónico de la ROSS estuvo dedicado al segundo de estos compositores, cuando se cumplen doscientos años de su nacimiento, efemérides que en otras plazas se celebra de manera más generosa, pero que al menos no ha pasado desapercibida en la nuestra. Celebrarlo con la Cuarta se revela harto oportuno, tratándose de su pieza más popular, por encima incluso de la también recurrente Séptima
Cada genio suele ser un eslabón en la cadena del arte, consecuencia de otro anterior y precedente del que le sigue. En el caso de Bruckner, podríamos considerar a Wagner y Mahler esos dos extremos entre los que se sitúa su magnífica y opulenta música, majestuosa pero a la vez sensible y tan sincera. Maridar la Romántica con las tristísimas canciones que Mahler compuso a partir de los poemas que Rückert dedicó a los niños muertos, sirvió como perfecto contraste entre el dolor y la exaltación de la naturaleza y la vida, y Soustrot supo muy bien destacar estos aspectos antagónicos en una muy cuidada dirección de ambas partituras, contando para ello con una plantilla que sigue exhibiendo su mejor faceta en esta jubilosa temporada.

La soprano anglo germana Sarah Wegener acertó en proyección y sobre todo en expresividad, pero su voz aguda bien timbrada se quedó corta; le faltó peso y ese grosor que una voz de registro más grave es capaz de aportar a unas canciones tan desesperadas. Exhibió además una voz tremolante en algunos pasajes, pero se esmeró en dotar de una fuerte expresividad, siempre en tono muy apesadumbrado, a estas canciones con las que algunos no pudimos evitar pensar en la incomprensible e inasumible violencia vicaria que estamos sufriendo durante este todavía incipiente 2024. Niños enfermos y desaparecidos que en las letras del poeta alemán parecían vislumbrar aquellos otros asesinados por sus propios padres, y que dotaron la experiencia de un dolor extremo, acentuado por el muy delicado acompañamiento de Soustrot al mando de una orquesta nítida, de sonido aterciopelado y cierta tendencia a la contención sólo interrumpida por puntuales subidas de tensión. Wegener estuvo en todo momento muy concentrada, aunque sin llegar a provocar esa catarsis emocional que demandan los momentos más trágicos. Acusó además cierta dificultad en los cambios de registro, al carecer del color adecuado en los pasajes más graves. Aplaudimos que se proyectaran los textos para su conveniente seguimiento.

Una catedral con cimientos sólidos

Hubo magia desde el inicio en la versión que nos brindó Soustrot de la Sinfonía nº 4 de Bruckner, siempre desde la elegancia que caracteriza su forma de dirigir y de la claridad que supo imprimir a una orquesta de nuevo en modo solemne y espectacular. Tras la extenuante Novena de Mahler de la semana pasada, atreverse ahora con otra sinfonía mastodóntica y salir tan airosos, merece todos los elogios a una orquesta que sigue siendo motivo de orgullo para todos y todas las melómanas sevillanas. La magia brotó ya con el movimiento inicial y sus calladas y relucientes cuerdas abriéndose camino antes de resultar más distendida y afable que exactamente fúnebre en el andante, y desde luego que deslumbrar con unos metales resplandecientes en el popular scherzo, hasta llegar al imponente crescendo final sin síntomas de agotamiento, ni siquiera tratándose de la segunda entrega de tan comprometedor programa.


Soustrot logró que la orquesta mirase al pasado más con devoción que con nostalgia, erigiendo esta monumental obra con cimientos muy sólidos y una muy acertada cohesión orgánica, todo ello bañado con esa luz mística tan apropiada para la empresa. Una vez más tuvo mucho que ver en el éxito la robustez de la cuerda grave, con pasajes en los violonchelos y las violas absolutamente deslumbrantes y evocadores, y especial mención para unas trompas exultantes dentro de un trabajo técnicamente impoluto de los metales. Se nota que hay mucha conexión y compenetración con el maestro francés.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía