sábado, 14 de abril de 2018

ALMA MATER Refugiados como nosotros

Título original: Insyriated
Bélgica-Francia-Líbano 2017 87 min.
Guión y dirección Philippe Van Leeuw Fotografía Virginie Surdej Música Jean-Luc Fafchamps Intérpretes Hiam Abbass, Diamand Bou Abboud, Juliette Navis, Mohsen Abbas, Moustapha Al Kar, Alissar Kaghadou, Ninar Halabi, Jihad Sleik, Elias Khatter Estreno en el Festival de Berlín 11 febrero 2017; en España 13 abril 2018

En su anterior y primera película, El día en el que Dios se fue de viaje, el director belga Philippe Van Leeuw mostraba el horror de una guerra civil, la más cruel de las conflagraciones posibles, a través de la peripecia personal de una mujer que huye del genocidio tutsi en la Ruanda de mitad de la última década del pasado siglo. Con Insyriated, un juego de palabras que podríamos traducir como Encerrados en Siria, insiste en reflejar este horror cotidiano al que apenas echamos cuenta frente a nuestras miserables y rutinarias vidas, y lo hace echando mano de la habilidad para lograr al menos durante hora y media la empatía del espectador medio con la situación extrema que se nos muestra. Se trata de concienciar sobre el drama de los refugiados sirios escenificando con unos recursos limitados que dan al conjunto la imagen de una representación teatral, el miedo, el amor y la compasión de unas personas alejadas de la imagen que tenemos de la población en oriente medio, con ese aspecto más occidental con el que resulta más fácil identificarse. Y es que el ser humano funciona así, se conmueve más por lo que le queda más cerca que por lo que está más apartado, así nos han educado definitivamente para mal. Por eso la familia y vecinos que sufren el encierro y acoso en un piso rodeado de bombas y francotiradores, reflejan un pasado de clase media intelectual, en sus muebles, enseres y estilo de vida. Encerrados en ese espacio limitado, y con una madre coraje llevando el mayor peso de la situación, asistimos a muestras de solidaridad, amor incondicional (como el que viven los jóvenes adolescentes), cruel despertar a la madurez (la más joven de las hijas) y decepción ante la esperanza frustrada (la joven madre que espera empezar una nueva vida junto al marido del que está tan enamorada, a la que da vida Diamand Bou Abboud, recientemente vista en El insulto como abogada). Articulado en torno a un trágico suceso con el que arranca la historia, que mantendrá en vilo al espectador como recurso cinematográfico de primer orden para mantener el interés, y que Van Leeuw lleva con tan buen pulso como sentido del ritmo, este paseo por el amor y la muerte se va convirtiendo en una experiencia irrespirable que apenas encuentra la calma en algunos pasajes que demuestran la capacidad de amar del ser humano aún en las situaciones más desesperadas, con reminiscencias de otras tragedias humanas como la persecución nazi de judíos en la Segunda Guerra Mundial. El éxito de la empresa reportó a su comprometido realizador, sin más pretensiones que llamar nuestra atención y hacerlo de forma eficiente y nada chapucera, el premio del público en la sección Panorama del Festival de Berlín del año pasado, y el mismo reconocimiento en la pasada edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla.

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