miércoles, 15 de noviembre de 2017

LA BATALLA DE LOS SEXOS Espíritu deportivo y de libertad

Título original: Battle of the Sexes
USA 2017 121 min.
Dirección Jonathan Dayton y Valerie Faris Guión Simon Beaufoy Fotografía Linus Sandgren Música Nicholas Britell Intérpretes Emma Stone, Steve Carell, Andrea Riseborough, Elisabeh Shue, Bill Pullman, Austin Stowell, Sarah Silvermanb, Alan Cumming, Natalie Morales, Eric Christian Olsen, Jessica McNamee, Mickey Sumner Estreno en el Festival de Toronto 11 septiembre 2017; en Estados Unidos 29 septiembre 2017; en España 3 noviembre 2017

Hay talento en esta película que narra un acontecimiento real, el partido disputado en 1973 en el Houston Astrodome entre la joven Billie Jean King y el veterano Bobby Riggs, dos astros del tenis norteamericano. Por un lado están los directores de Pequeña Miss Sunshine y Ruby Sparks, por otro el guionista de Full Monty y Slumdog Millionaire, y por otro un reparto en el que destacan figuras actuales como Emma Stone y estrellas de otro tiempo como Bill Pullman o Elisabeth Shue. Una historia tan apasionante como ésta y la combinación de talentos aludida tendría que haber dado lugar a una película extraordinaria. Sin embargo nos encontramos ante una cinta sólo correcta, muy bien ambientada, competentemente realizada y con buen ritmo a fuerza de mucha agitación y un tono frecuentemente victorioso. Se trata por otro lado de un entretenimiento muy útil, ya que no sólo cuenta una gesta deportiva enfocada a igualar hombres y mujeres también en cuanto a fuerza y resistencia, sino que aprovecha para ilustrar una época en la que reivindicaciones sobre la libertad de elección sexual eran mucho más difíciles y arriesgadas de llevar a cabo que en la actualidad. El film por lo tanto centra su atención en el personaje interpretado por Stone, su lucha por la igualdad llevada al campo del deporte y por extensión la vida misma. Sus responsables han enfocado bien el tema y lo han adornado con una gramática espectacular, pero el exceso le resta efectividad, siendo tan amable como complaciente. No obstante, en el apartado sensual, se agradece el lío de faldas y la naturalidad, insólita en el cine americano, con la que está reflejado.

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