lunes, 3 de julio de 2017

VERANO 1993 Una mirada inocente ante el único desenlace posible

Título original: Estiu 1993
España 2017 96 min.
Guión y dirección Carla Simón Fotografía Ernest Pipó Intérpretes Laia Artigas, Paula Robles, David Verdaguer, Bruna Cusí, Paula Blanco, Etna Campillo, Jordi Figueras, Dolores Fortis, Montse Sanz Estreno en el Festival de Berlín 11 febrero 2017; en el Festival de Málaga 22 marzo 2017; en España 30 junio 2017

¿Cómo se consigue que una película enganche desde el minuto cero? Y aún más, ¿cómo lo hace una debutante, sin experiencia previa, al menos conocida, ni en el cortometraje? Esa es la magia del cine, sólo al alcance de unos pocos o pocas, quienes realmente tienen talento para contar historias y hacernos creer que lo que ocurre en la pantalla está realmente sucediendo, y sus protagonistas disfrutan y padecen de verdad. Como buena niña que es, la de esta película disfruta, juega, gamberrea, y hace las cosas propias de su edad con una soltura, una frescura y una gracia lejos de pedanterías. Pero también padece, la ausencia de referentes, de familiares con los que crear un verdadero nexo, tradicional o convencional, unos lazos de cariño que le han sido arrebatados a la temprana edad de seis años. Carla Simón, en tono eminentemente autobiográfico, de ahí que se ambiente en 1993, sin ninguna otra justificación más, salvo posiblemente la enfermedad destructiva que provoca el drama, nos cuenta en esta delicada y sensible película la historia de una catarsis infantil, de una búsqueda de respuestas, de un deseo de adaptarse y a la vez rebelarse, sin aspavientos, con acentos muy precisos y discretos, como si espiáramos a la niña de la misma forma que ella espía su entorno, porque nada vemos ni oímos que no lo haga la propia y cándida protagonista. La joven realizadora ha logrado devolvernos la mirada viva y curiosa de la Ana Torrent de El espíritu de la colmena y Cría cuervos, para así ofrecernos la que pudiera ser tercera entrega de una trilogía no diseñada sobre el despertar a la vida, el desengaño y la pérdida de la inocencia en niñas antológicas. Esperemos que este derroche de talento y sensibilidad no se convierta en un caso aislado y que los premios que ha cosechado (Mejor Ópera Prima y Gran Premio del Jurado Internacional Generación KPlus en Berlín; Biznaga de Oro y Premio Feroz de la Crítica en el Festival de Málaga) se traduzcan en una carrera brillante y coherente. Quizás en su afán de mostrar el contacto con la muerte de esta niña (espléndida Laia Artigas, como también lo está su compañera de juegos, prima y hermana a un tiempo, Paula Robles, aún más pequeña), Simón se haya extralimitado ofreciendo la matanza de un ternero. La vida por delante, y la muerte después, no lo olvidemos.

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