sábado, 13 de mayo de 2017

BAJO EL SOL Haz el amor, no la guerra

Título original: Zvizdan
Croacia-Serbia-Eslovenia 2015 123 min.
Guión y dirección Dalibor Matanic Fotografía Marko Brdar Música Alen y Nenad Sinkauz Intérpretes Tihana Lazovic, Goran Markovic, Nives Ivankovic, Mira Banjac, Slavko Sobin, Dado Cosic, Trpimir Jurkic, Lukrecija Tudor, Stipe Radoja Estreno en e Festival de Cannes 17 mayo 2015; en Serbia 24 marzo 2016; en España 12 mayo 2017

Candidata en su momento al premio del público en los Premios del Cine Europeo y Premio Especial del Jurado en la sección Un Certain Regard de Cannes, Bajo el sol es una bienintencionada pero fallida película que pretende analizar el absurdo de la guerra, el dolor inútil que provoca, y convencernos que siempre es más conveniente hacer el amor que la guerra, como si de una proclama hippy se tratara. Es evidente que toda su base argumental y temática cae por su propio peso, y que en la gravedad de los asuntos que trata se hubiera agradecido un tratamiento mucho más riguroso y, si se quiere, incluso más emotivo que el que contiene el film de Matanic. Tres historias de amor frustrado en tres décadas diferentes y consecutivas, marcan el terreno físico y temporal en el que se desarrolla la última de las grandes guerras civiles de Europa, la de la antigua Yugoslavia que enfrentó a croatas y serbios hasta separarlos definitivamente. Precisamente una mujer serbia y un hombre croata, al estilo de unos Romeo y Julieta contemporáneos, sufren con los mismos intérpretes pero diferentes personajes, para preservar su juventud a lo largo de estos treinta años, los avatares de la conflagración, aunque ésta no aparece ni tan cruenta ni tan definitiva como debiera, quizás en un ejercicio de preservar el conjunto del sensacionalismo que suele acompañar estas propuestas. Separados por el conflicto, por las heridas que ha dejado o por las erróneas decisiones tomadas en el pasado como consecuencia del mismo, los dos personajes se enfrentan a una sucesión de situaciones malogradas por falta de desarrollo y profundidad, con una realización que se confía a la supuesta sensualidad de los intérpretes, y con caídas considerables de tono, ritmo y tensión, cuya cumbre es una tediosa secuencia de festival de verano con cuerpos bailando sin ton ni son durante más tiempo del conveniente para reflejar esa inutilidad a la que hacíamos referencia. El resultado es una cinta aburrida, larga y desentonada que podría haber dado sobre el papel un mejor y más estimulante balance.

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