viernes, 21 de abril de 2017

GABRIEL PROKOFIEV Y LA NOVENA DE AXELROD: EL FUTURO YA ES HOY

9º concierto de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. John Axelrod, director. Marie-Pierre Roy, soprano. Wallis Giunta, mezzosoprano. Patrick Grahl, tenor. Willard White, bajo. Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Programa: Beethoven 9 Symphonic Remix, de Gabriel Prokofiev; Sinfonía nº 9 Op. 125, de Beethoven. Teatro de la Maestranza, jueves 20 de abril de 2017

Gabriel Prokofiev
Coincidía este canto a la alegría y a la fraternidad entre los hombres con una nueva escalada de terror en la ciudad de la luz, y lo hacía también con la conmemoración del día en que abrieron sus puertas hace veinticinco años todas las ilusiones desplegadas en aquel imborrable acontecimiento que fue la Expo 92. Una doble efemérides, junto con los fastos de las olimpiadas de Barcelona, sobre la que me gustaría traer a colación la reflexión de un buen amigo mío: «25 años después, qué lejos quedan aquella Sevilla modernizada del 92 y aquella Barcelona olímpica del amics per sempre. ¡Cuánta regresión oscurantista! ¡Cuánta discordia civil ! Pero, ¿qué nos ha pasado?». Una reflexión que vale también para coronar estos veinticinco años que hoy celebra el Teatro de la Maestranza y con él su inseparable Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, víctimas también de la desidia y el abandono que en estos años han ejercido nuestras instituciones, y nosotros mismos, olvidando aquella ilusión, inocente pero ilusión, con la que abrazábamos el que se suponía habría de ser el inicio de una nueva era en la que los hombres y las mujeres volvieran a ser hermanos.

Nada mejor para recordar un día tan señalado y lo que de aquellos eventos esperábamos que programando una vez más (la última fue hace dos años) la más popular de las sinfonías jamás compuesta, coincidiendo además con el programa noveno de esta temporada. Y para introducirla, la presentación del compositor en residencia de este año, Gabriel Prokofiev; nada más y nada menos que un descendiente directo del gran Prokofiev en el escenario del Maestranza, abordando su propia composición en torno a la pieza inmortal de Beethoven. Su preparación académica se hace notar en los pentagramas, mientras su bagaje como artista pop, rock y tecno, se dejó intuir también en este remix de la Novena, con sus momentos más conseguidos y los menos, especialmente entre los primeros los que mezclan sonidos electrónicos, muy especialmente voces distorsionadas y yuxtapuestas, con las texturas y colores de la orquesta en directo. Un manejo magistral y efectivo de las técnicas de la orquestación, y un considerable buen gusto para armonizar y encajar las citas literales de la obra original, fusionándolas con material de cosecha propia, elevó la pieza por encima de lo esperable, aún quedándose en un nivel con más tendencia a agradar al público que a someterlo a nuevos lenguajes y técnicas más avanzadas. Público que respondió con encendida ovación.

Willard White
La batuta de Axelrod deambuló por terrenos correctos y sumamente académicos, sin correr grandes riesgos, a la hora de poner en pie la majestuosa sinfonía beethoveniana, con resultados dignos y eficientes. Un dominio absoluto de tempi y dinámicas describieron una novena en la que los dos primeros movimientos manifestaron fiereza en su justa medida, mientras el adagio destiló más melancolía que puro estremecimiento, hasta llegar a una oda final perfectamente articulada, fiel a su narrativa y su estética optimista y esperanzadora, en la que los coros brillaron considerablemente, a pesar de algunos pasajes que llegaron a sonar chirriantes, y las voces solistas, situadas entre el coro y la orquesta, lo que dificultó su proyección, mantuvieron un nivel más que aceptable, destacando la muy poderosa aunque algo agrietada de Willard White, un todoterreno capaz de atreverse con óperas, musicales y canciones ligeras adaptándose a cada estilo con notable facilidad.

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