martes, 28 de marzo de 2017

LA CURA DEL BIENESTAR Una pamplina muy larga

Título original: A Cure for Wellness
USA 2017 156 min.
Dirección Gore Verbinski Guión Gore Verbinski y Justin Haythe Fotografía Bojan Bazelli Música Benjamin Wallfisch Intérpretes Dane DeHaan, Jason Isaacs, Mia Goth, Ivon Nandi, Adrian Schiller, Celia Imrie, Harry Groener, Craig Wroe, David Bishins Estreno en Estados Unidos 17 marzo 2017; en España 24 marzo 2017

Lejos de su trilogía pirata, Gore Verbinski no parece hallar la fórmula del éxito. El llanero solitario fue un fracaso estrepitoso, Rango logró un inmerecido Oscar a la mejor película de animación, y The Mexican no sacó partido de su explosiva pareja protagonista. La cura del bienestar corre el peligro de superar a todas las anteriores en sandeces, disparates e incoherencias. Lo curioso es que empieza bien, con un hipócrita mensaje sobre los peligros del trabajo excesivo (a buen seguro de que todos los implicados en esta cinta han trabajado duro y mucho); una primera media hora que logra provocar intriga a través de un juego en el que deja entrever su vocación de cuento de terror gótico, con castillo incluido y un ambiente onírico y malsano que invita y perturba. Pero enseguida todo se va de las manos, con científico loco y tal acumulación de despropósitos que poco ayudan a la verosimilitud del conjunto, y alargando su metraje a fuerza de reiteraciones y de evocar toda suerte de clásicos del género, desde Coma de Michael Crichton a las películas de Roger Corman pasando por Shutter Island de Scorsese, quizás la memez a la que más se parece; hasta los protagonistas se parecen. Demasiado larga para tener un guión tan endeble y mal construido, y demasiada fantasía para pretender ser una historia plausible. Más allá de esa media hora inicial, el resto disparata más que delira, a pesar de los esfuerzos de su protagonista, Dane DeHaan, a quien vimos en Life interpretando a James Dean y lo veremos pronto en Valerian y la ciudad de los mil planetas de Luc Besson. Por su parte la extravagante belleza de Mia Goth la está convirtiendo en ideal para este tipo de producciones (la veremos en el remake de Suspiria). Las bellas localizaciones y la inspirada música de Benjamin Wallfisch se convierten en última instancia en los escasos atractivos de esta prescindible película.

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