miércoles, 14 de septiembre de 2016

GERNIKA Una inútil demostración de fuerza

España 2016 110 min.
Dirección Koldo Serra Guión José Alba, Carlos Clavijo Cobos y Barney Cohen Fotografía Unax Mendía Música Fernando Velázquez Intérpretes María Valverde, James D'Arcy, Jack Davenport, Ingrid García Jonsson, Burn Gorman, Álex García, Bárbara Goneaga, Irene Escolar, Julián Villagrán, Víctor Clavijo, Elena Irureta Estreno en el Festival de Cine de Málaga 26 abril 2016; estreno comercial 9 septiembre 2016

Está pasando con el cine español lo que éste siempre ha criticado del americano, que cuando cuenta con un presupuesto holgado y los recursos técnicos necesarios, falla la imaginación y el talento para darles una buena salida. El cruel y despiadado bombardeo de Gernika en plena Guerra Civil, tan vil e inútil como para convertir a toda una población en conejillo de indias para ensayar lo que habría de ocurrir posteriormente en la inminente Segunda Guerra Mundial, apenas ha conocido adaptaciones al cine en forma de documental. La capacidad de nuestro cine actual para llevar a cabo tan dramático acontecimiento con una puesta en escena efectiva y efectista, se convierte en esta cinta en una demostración de fuerza como en su día lo fue para la Legión Cóndor alemana, al servicio de Franco como plataforma de entrenamiento para su aliado Hitler, cuando bombardeó la ciudad vizcaína. Pero esa demostración de fuerza tendría legitimidad si sirviera a un material cinematográfico con más categoría que el que nos ofrece Koldo Serra. Inactivo en la gran pantalla desde Bosque en sombras, donde ya manifestaba su ambición internacional poniendo al frente de su reparto a gente como Gary Oldman y Paddy Considine, el realizador vasco propone poco más que un Amar en tiempos revueltos construido sobre la base de un argumento enclenque, con un trío amoroso de poca enjundia que parece sacado del que proponía Michael Bay a propósito de Pearl Harbor. Personajes estereotipados se entrecruzan en una trama que protagonizan un grupo de periodistas entre los que no falta la intrépida fotógrafa, protagonista de una de las secuencias más inquietantes y mejor logradas del conjunto. Si de retratar la barbarie se trataba, quizás hubiera sido más adecuado centrarse en la gente de la villa, esos ciudadanos que habitaban la ciudad que se erige como emblema de nuestras libertades. Pero el experimento sirve para utilizar el inglés como idioma nexo entre las diferentes nacionalidades de los corresponsales convocados, y dar así al film una distinción internacional que le permita acceder al mercado con más facilidad, aunque de hecho no parece que la empresa haya salido bien en ese sentido. Calificada así su trama romántica como intrascendente, queda valorar su mensaje político, una vez más sentado sobre la base de la inutilidad de las guerras, donde ambos bandos se comportan de forma semejante, cometen atrocidades parecidas (ojo a la tortura de la chica por parte de los stalinistas al son de la música de Wagner), y por supuesto tienen rostros maquiavélicos (alguien pensará que la elección del siniestro Burn Gorman es una acierto de cásting). Técnicas y recursos dramáticos que tenían validez en el cine clásico, pero sin olvidar que aquellas películas hay que verlas como lo que son, clásicos con el transcurso del tiempo como un factor de relatividad; algo que no contempla esta cinta contemporánea en la que todos estos ingredientes se han combinado sin sutileza ni verdadero talento artístico más allá de una puesta en escena aseada y artesanal donde incluso se incluyen lujos impropios del momento y la acción narrada. Se estrenó en el Festival de Málaga coincidiendo con el setenta y nueve aniversario de la trágica fecha.

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