miércoles, 25 de noviembre de 2015

LIFE El mito en una fotografía desenfocada

Canadá-Alemania-Australia-USA 2015 111 min.
Dirección Anton Corbijn Guión Luke Davies Fotografía Charlotte Bruus Christensen Música Owen Pallett Intérpretes Dane DeHaan, Robert Pattinson, Alessandra Mastronardi, Joel Edgerton, Ben Kingsley, Kristen Hager, Kelly McCreary, Sara Waisglass, Kristian Bruun Estreno en el Festival de Berlín 9 febrero 2015; en Australia 10 septiembre 2015; en España 20 noviembre 2015

Tras haber rodado películas como Control, El americano y El hombre más buscado, el director holandés Anton Corbijn y habitual colaborador de Depeche Mode se revela más pretencioso que nunca con esta película que no pretende ser tanto la crónica de un episodio en la carrera incipiente de James Dean como un ensayo sobre el poder del arte para dinamizar e influir en la vida, en este caso el de la fotografía para plasmar y a la vez marcar la personalidad de alguien tan carismático como el protagonista de Rebelde sin causa. Cuando James Dean apenas era un actor promesa, pendiente del estreno de Al este del edén con varias obras de teatro y un puñado de papeles insignificantes en producciones cinematográficas a la espalda, se cruzó en su vida el fotógrafo de la agencia Magnum Dennis Stock, que fascinado por su brillo y personalidad y como si de un visionario se tratara, se empeñó en lanzar la carrera del joven actor a través de un singular reportaje fotográfico en la influyente y mítica revista Life. De ahí salieron fotos emblemáticas del actor, como las que le muestran en su tierra natal, Fairmount en Indiana, o paseando bajo la lluvia por Times Square, cigarrillo en boca y manos en los bolsillos del abrigo. Aunque menos trascendente que su amistad con el periodista y biógrafo suyo William Blast, la de Stock marcaría un antes y un después, y lo que parece la intención de Corbijn es recrear el espíritu de Dean a través de las impresiones que provocan las fotografías de su efímero amigo. Lástima que para ello se valga de un estilo tan desangelado y desapegado, lo que dificulta la empatía con el espectador y su implicación en la trama y el experimento. Poco aportan las interpretaciones de Dane DeHaan, de escaso parecido con el actor aunque se esfuerce en emular gestos y acentos, mientras Robert Pattinson se muestra tan ausente como nos tiene acostumbrados en sus otras películas. Esbozar la caricatura de Dean y su choque con un sistema tan controlado y cerrado como el de Hollywood a través de breves secuencias como la protagonizada junto al gran Ben Kingsley en la piel de Jack L. Warner, no ayudan mucho. El desfile de personalidades del entretenimiento de mitad de los cincuenta como Julie Harris, Lee Strasberg, Natalie Wood, Raymond Massey, Elia Kazan, Pier Angeli o Eartha Kitt, tampoco logra enganchar con el espectador más cinéfilo, quedando todo en poca cosa con una cuidada ambientación y con mucha intención pero decepcionante resultado.

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