jueves, 15 de octubre de 2015

YO, ÉL Y RAQUEL Enésimo manual de (auto)ayuda

Título original: Me and Earl and the Dying Girl
USA 2015 105 min.
Dirección Alfonso Gómez-Rejón Guión Jesse Andrews, según su novela Fotografía Chung-hoon Chung Música Brian Eno y Nico Muhly Intérpretes Thomas Mann, Olivia Cooke, RJ Cyler, Nick Offerman, Connie Britton, Molly Shannon, Jon Bernthal, Katherine C. Hughes, Matt Bennett Estreno en el Festival de Sundance 25 enero 2015; en Estados Unidos 15 junio 2015; en España 9 octubre 2015

Basada en un libro de considerable éxito allí en los Estados Unidos, Yo y Earl y la chica moribunda (título original algo menos correcto que el más blandengue elegido por los distribuidores españoles) se alzó en el último Festival de Sundance con los premios a la mejor película y del público. Se trata sin embargo de la enésima revisitación del animalario juvenil norteamericano, y muy especialmente de ese que no encaja del todo en los esquemas implantados desde la educación secundaria, en los tan frecuentados institutos americanos. En ese ambiente, incluidos los barrios del bienestar en los que habitan esos especímenes entre el conservadurismo patrio y la inquietud intelectual, se desarrolla esta historia de pseudoamor entre un joven ingenioso y dotado para el humor y una vecina y compañera diagnosticada con leucemia, a la que el primero deberá entretener y ayudar por prescripción maternal. Bien por la idea de transmitir valores como la generosidad y la solidaridad entre una juventud tan invadida de materialismo, y bien por fijarse en el humor como arma de seducción. Sin embargo, el realizador hispano Alfonso Gómez-Rejón, curtido hasta ahora en títulos de terror como Espera hasta que se haga de noche o varios episodios de American Horror History, parece más centrado en dar un empaque visual ágil, novedoso y particular a la historia más que en aprovechar sus posibilidades dramáticas, deviniendo todo en otro vulgar manual de autoayuda con pretensiones intelectualoides, pues una vez más los jóvenes americanos no son como los consideramos en el viejo continente, ignorantes salvo en su especialidad, sino amantes de la literatura comprometida, del cine europeo (Herzog, Truffaut) y de la música culta, incluidas las bandas sonoras de Bernard Herrmann, Ennio Morricone, Jean Constantin y David Shire. Por supuesto la comedia dará paso en su tramo final a la emoción del drama y la melancolía, potenciado por la música elegíaca de Brian Eno.

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