jueves, 18 de junio de 2015

CLAUSURA DEL FESTIVAL DE PRIMAVERA DE JUVENTUDES MUSICALES: SESIÓN DE CINE EN FAMILIA

Festival de Primavera de Juventudes Musicales. Francesca Salvemini, flauta. Silvana Libardo, piano. Programa: Música de cine italiano (Cipriani, Trovajoli, Rota, Morricone, Salvemini, Bacalov y Piovani). Salón de los Carteles de la Real Plaza de Toros de Sevilla, miércoles 17 de junio de 2015

La mamma e la figlia
El impagable trabajo que año tras año realiza Juventudes Musicales en Sevilla, descubriéndonos nuevos valores de la interpretación y proporcionando a la ciudad un ciclo estable de música de cámara, que falta hace, se corona cada temporada con un mes de junio trasladado a la Real Maestranza de Caballería, en cuyas emblemáticas instalaciones tiene lugar el Festival de Primavera.

Este año se ha cerrado con un íntimo recital de flauta y piano a cargo de una hija y una madre italianas que van acercando a cada público al que se presentan un ramillete de hermosas melodías del cine italiano, del que tantos buenos maestros han aflorado a lo largo de los años. El problema es que la exposición es tan plana y sencilla, con arreglos que apenas se conforman con la base melódica, sin añadir nada nuevo, sin aprovechar las posibilidades de los instrumentos para generar ornamentaciones y cadencias, dando como resultado un abanico de bonitos y cortos temas que bien podrían ambientar el lobby de un hotel. La aproximación a estos temas fue más bien anodina, discreta y apenas eficaz. Salvemini controla el instrumento y es capaz de abordar una amplia gama de registros, si bien acusa algún defecto de fiato; el acompañamiento de Libardo es más armónico que contrapuntístico, con puntuales fallos de digitación. 

No podían faltar a la cita Nino Rota y Ennio Morricone, cuyo tema principal de La leyenda del pianista en el océano fue el mejor resuelto en materia de compenetración y expresividad. Del autor de La misión se podría haber incluido el tema de Por las antiguas escaleras, original para estos dos instrumentos y muy popular en su momento, principios de los setenta, que fue objeto de una conmovedora versión por Dulce Pontes hace unos años bajo el sugestivo título de Barco abandonado. Completaron el programa Armando Trovajoli, habitual compositor de Ettore Scola, Stelvio Cipriani y su celebérrimo Anónimo Veneciano, y los oscarizados Nicola Piovani (La vita é bella) y Luis Bacalov (El cartero y Pablo Neruda), originario de Argentina pero desde siempre afincado en Italia, donde cultivó el spaghetti western con éxitos como Django. Las singulares intépretes aprovecharon para incluir dos temas también cortos y amenos del hermano de la flautista, uno de ellos concebido para el guión de una película y el otro de reminiscencias ravelianas.

Versión extensa del artículo publicado en El Correo de Andalucía

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