jueves, 26 de marzo de 2015

PRIDE Problemas sociales tratados con desenfado y seriedad

Reino Unido 2014 120 min.
Dirección Matthew Warchus Guión Stephen Beresford Fotografía Tat Radcliffe Música Christopher Nightingale Intérpretes Ben Schnetzer, George MacKay, Joseph Gilgun, Faye Marsay, Jessica Gunning, Bill Nighy, Imelda Staunton, Dominic West, Paddy Considine, Andrew Scott, Freddie Fox Estreno en el Festival de Cannes 23 mayo 2014; en Reino Unido 12 septiembre 2014; en España 19 marzo 2015

En 1984, la huelga minera del Reino Unido paralizó la industria carbonera del país durante un año y fue objeto de una durísima represalia por parte del gobierno de Margaret Thatcher, que logró imponerse al sindicato minero con grave merma para los derechos de los trabajadores y trabajadoras en general. Entre muchos de los apoyos recibidos por el movimiento obrero, uno fue especialmente incómodo para los propios beneficiarios, el de un grupo de gays y lesbianas que vieron en sus reivindicaciones una lucha similar a la emprendida por ellos, visible en las manifestaciones del Orgullo Gay, y que decidieron por ello unir fuerzas. A partir de esta curiosa crónica, el director teatral Matthew Warchus, con sólo una película anterior, Círculo de engaños, un guión de Sam Shepard cuyo título original era Simpatico y que protagonizaron Nick Nolte, Jeff Bridges y Sharon Stone en 1999, se embarca en una comedia amable y entretenida escrita por el debutante en estas lides Stephen Beresford. Siguiendo el esquema clásico de comedia británica de buen corazón y loables objetivos, que tan buenos resultados ha dado en cintas como El jardín de la alegría o Full Monty, la película reconstruye con saludable libertad los hechos, siguiendo la pauta de la comedia coral y manteniendo siempre en todo caso el respeto y la seriedad que la situación merece, no como nosotros, que siempre tiramos por el camino de la astracanada para ilustrar problemas sociales de candente preocupación (léase Perdiendo el norte). Los resultados son los previsibles, con sus dosis de azúcar, sus emociones y sus discursos edificantes, sobre la base del buen rollo de la buena gente corriente. Nada nuevo ni especialmente estimulante, es lo que es y tampoco hay que pedirle más. Entre lo más memorable quizás el baile disco que se marca el veterano Dominic West en una rudimentaria taberna galesa. En Cannes ganó la Palma Queer, en los Bafta el mejor debut y estuvo nominada a la mejor película comedia o musical en los Globos de Oro.

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