domingo, 11 de enero de 2015

BIRDMAN O (LA INESPERADA VIRTUD DE LA IGNORANCIA) ¡Qué ruina de función!

Título original: Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)
USA 2014 119 min.
Dirección Alejandro G. Iñárritu Guión Alejandro G. Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo Fotografía Emmanuel Lubezki Música Antonio Sánchez Intérpretes Michael Keaton, Zach Galifianakis, Emma Stone, Naomi Watts, Andrea Riseborough, Edward Norton, Amy Ryan, Lindsay Duncan Estreno en España 9 enero 2015, en Estados Unidos 14 noviembre 2014

Michael Keaton gozó de enorme popularidad en los 90 cuando Tim Burton le confió el papel protagonista de Batman; luego su carrera ha ido en declive poco a poco entre comedias y thrillers insustanciales, hasta desaparecer casi por completo. Ahora Iñárritu lo ha rescatado para ofrecerle un papel muy a su medida, pues da precisamente vida a un actor muy popular en esa década por interpretar a un superhéroe, que busca desesperadamente la eternidad, alzar el vuelo del ave fénix debutando en Broadway con un ambicioso montaje de De qué hablamos cuando hablamos de amor de Raymond Carver, en la que se erige nada más y nada menos que como protagonista, director y adaptador. Un proyecto tan ambicioso como el que lidera el director de Babel, 21 gramos y Amores perros, que ya olvidada su etapa junto al guionista Guillermo Arriaga repite con los guionistas de Biutiful para sumergirse esta vez en la comedia. Teatro dentro del cine, como Eva al desnudo, La estrella, ¡Qué ruina de función! y All That Jazz, pero tan irritantemente pretenciosa que resulta un trabajo mezquino, falso y soporífero. Lo único bueno de la función es que un realizador mejicano sea tan admirado en Estados Unidos comom para tener a un elenco de primeras figuras a sus órdenes, seguramente convencidos de que se trata del gran creador que no es. Puro alarde técnico traducido en largos planos secuencia, y una sucesión sin tregua de clichés van componiendo esta caprichosa fábula sobre la hoguera de las vanidades y los egos que constituye la meca del teatro, donde la vida familiar está condenada al fracaso, los hijos no tienen otra escapatoria que las drogas, el pasado te persigue para condicionar por siempre el futuro, los críticos son artistas frustrados (¡más cliché que éste!) además de personas amargadas... una perla detrás de otra que si no fuera por un trabajo notable de Edward Norton, los ojazos más grandes que nunca de Emma Stone, o la secuencia de Keaton en calzoncillos en pleno Times Square, arrojaríamos directamente al contenedor más próximo. El tono reivindica el estilo grosero e histérico de la nueva comedia americana, pero aún peor, pretendiendo ser trascendente en todo momento, con citas cinéfilas y literarias, recursos del realismo mágico y otras lindezas indigestas. Emmanuel Lubezki abandona la elegancia de su trabajo para Gravity y Terrence Malick y nos obliga a seguir a los intérpretes tan de cerca que produce mareo, mientras Antonio Sánchez, curtido con Pat Metheny, acribilla nuestros oídos con sus improvisaciones a la batería. Menos mal que en otro alarde de pedantería riega el resto de la banda sonora con clásicos que van de Mahler y Rachmaninov a Chaikovski, Ravel y John Adams. Iñárritu, al frente de todo este despropósito, juega en todo momento a provocar pero sólo consigue hartar.

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