martes, 20 de enero de 2015

BABADOOK Donde viven los monstruos

Título original: The Babadook
Australia 2014 94 min.
Guión y dirección Jennifer Kent Fotografía Radoslaw Ladczuk Música Jed Kurzel Intérpretes Essie Davis, Noah Wiseman, Daniel Henshall, Hayley McElhinney, Barbara West, Ben Winspear, Cathy Adamek Estreno en el Festival de Sundance 17 enero 2014; en España 16 enero 2015.

La actriz reciclada en directora Jennifer Kent nos invita con esta película a sumergirnos en la mente de una mujer trastornada por un trauma pasado que no consigue superar, y lo hace a través de los tradicionales miedos de un niño materializados en monstruos de cuento. Suelen ser muy recurrentes los personajes trastornados para generar terror, desde Psicosis a El resplandor pasando por innumerables títulos que han escrito la historia de un subgénero dentro del terror; pero pocas veces el tema ha sido tan bien utilizado y servido para con pulso firme y decidido hablar de temas muy serios y coyunturales como los que presenta esta lúcida película. Hijo pequeño hiperactivo e inadaptado socialmente, a cuya madre le cuesta sobremanera conciliar vida familiar y laboral y cuyos traumas pasados impiden ofrecer a la criatura una educación y existencia más equilibrada y placentera. Sin aspavientos ni histerismos, Kent nos lleva de la mano por el particular infierno de esta madre y este hijo de relación sobreprotectora y muy dependiente, incomprendidos para el resto, muy especialmente una hermana/tía para quien la pequeña y desdichada familia supone un estorbo evidente. Inadaptados y traumatizados que se convierten en caldo de cultivo ideal para un terror tan primitivo como el de un amenazante hombre del saco, sombrío y nervioso que surge de una situación tan irrespirable como trágica. El verdadero miedo consiste en ser conscientes de que toda persona puede caer en un estado de tal inestabilidad que pueda hacer tambalear los cimientos de nuestra existencia y acabar por ejemplo como hacen muchas de las personas indigentes que vemos en la calle. La realizadora utiliza con ingenio y convicción estos elementos, y apoyándose en recursos discretos pero muy efectivos consigue una película inquietante, sustentada en un suspense permanente y cierta imprevisibilidad sobre la deriva de los acontecimientos. Entre muchos otros premios, el excelente trabajo de la protagonista Essie Davis fue recompensado con el premio a la mejor actriz en Sitges, donde la cinta también se alzó con el Premio Especial del Jurado; por su parte, el Círculo de Críticos de Nueva York la ha considerado mejor ópera prima del pasado año.

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