sábado, 27 de diciembre de 2014

EL HOBBIT: LA BATALLA DE LOS CINCO EJÉRCITOS Fin y principio de lo mismo

Título original: The Hobbit: The Battle of the Five Armies
USA-Nueva Zelanda 2014 144 min.
Dirección Peter Jackson Guión Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson y Guillermo del Toro, según la novela de J.R.R. Tolkien Fotografía Andrew Lesnie Música Howard Shore Intérpretes Martin Freeman, Richard Armitage, Luke Evans, Lee Pace, Evangeline Lilly, Aidan Turner, Ryan Gage, Ian McKellen, Cate Blanchett, Orlando Bloom, Ken Stott, James Nesbitt, Christopher Lee, Hugo Weaving, Stephen Fry, Billy Connolly, Ian Holm y la voz de Benedict Cumberbatch en la versión original
Estreno en España 17 diciembre 2014

La resolución de las aventuras de Bilbo Bolsón y los enanos por la Tierra Media en busca del reino perdido no engaña a nadie. Ni ofrece nada nuevo ni lo pretende. Sólo busca hacer caja y lo consigue. Sólo así se comprende que Peter Jackson haya decidido hacer tres largas películas para adaptar un libro de apenas doscientas páginas; le puede más la ambición y la avaricia que a Thorin. Inflada hasta lo inimaginable, este tercer y último capítulo de la segunda de las sagas de Tolkien filmadas por el director de Braindead, Criaturas celestiales, Agárrame esos fantasmas y las nuevas aventuras de Tintín, apenas tiene tres actos, como si fuera una ópera, que por cierto puestos a aprovechar los avances tecnológicos del momento podría embarcarse en una superproducción en torno al Anillo del Nibelungo, música de Wagner incluida, con el que tantas semejanzas tiene el imaginario tolkeniano. Esos tres actos son la destrucción de la Ciudad del Lago por el Dragón Smaug, la toma de la Montaña Solitaria y sus riquezas por Bilbo y los enanos, y el asedio por orcos, hombres, enanos, elfos y hobbits que da título al capítulo. Dos horas y cuarto de batallas digitales al más puro estilo videojuego, sin alma ni emoción, salvo para las legiones de fans dogmatizados por el fenómeno. Puede que resulte entretenida en sus excesos y su incontestable dinamismo, pero también un auténtico peñazo, con decorados, personajes, música y estilo narrativo tan redundante que no deja lugar a la sorpresa ni la creatividad, consumida por los cinco títulos anteriores que han escrito, eso sí, la Historia del Cine en lo que llevamos de siglo. Y todavía podría quedarle cuerda para rato, pues le puede hincar el diente al Silmarillion y seguir enfrascado en la Tierra Media; mientras la cosa funcione...

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