lunes, 13 de octubre de 2014

EL FANTASMA DE LA ÓPERA DE MOGUER: ALGO MÁS QUE UNA VERSIÓN DE CONCIERTO

El fantasma de la ópera, de Andrew Lloyd Webber, Charles Hart y Richard Stilgoe, en concierto. Una producción de la Fundación Primitivo Lázaro y el Liceo Municipal de la Música de Moguer. Iván Macías y Pablo Martínez, directores. Virginia Carmona, dirección escénica y vocal. Miguel Ángel García Osorno, sonido. Valentín Álvarez, iluminación. Fran Tamayo, vestuario. Banda Sinfónica y Coro del Liceo Municipal de la Música de Moguer. Con Martín Fernández, Soraya Méndez, Pablo López, Virginia Carmona, Vicente Bujalance y Marisa Pérez. Auditorio FIBES. Domingo 12 de octubre de 2014

Ya hemos comentado en otras ocasiones la dificultad de equilibrar música y palabra en las enormes instalaciones de FIBES, recurriéndose a una amplificación sonora no siempre bien ensamblada, como ocurrió en esta ocasión en la que un elevado porcentaje de diálogos y letras cantadas apenas lograron apreciarse. Sin embargo quedamos tan gratamente sorprendidos por el elevado nivel del espectáculo, tan satisfechos por tratarse de una empresa local, humilde y sin pretensiones, que es esto lo que queremos destacar. Al fin y al cabo el público suele asistir a estos musicales tan familiarizado con las canciones y el argumento que las posibles distorsiones y estridencias de una ingeniería mal ajustada no logran empañar unos resultados tan gratificantes como los de esta singular empresa.

No se trata exactamente de una versión de concierto, como la que se ofreció en el Royal Albert Hall de Londres en 2012 con ocasión del vigésimo quinto aniversario de este musical. El hecho de que la orquesta, en esta ocasión banda reforzada con una sección de cuerda, permaneciera en varios pasajes semioculta, y que el uso de vestuario y una reducida pero efectiva escenografía potenciara la dramatización de este cuento gótico, aleja la propuesta de la mera versión de concierto y va más allá. Cuando además se emplea tanta ilusión, esfuerzo y cariño, con tanto respeto y elegancia, el resultado se antoja de una elevada categoría. La orquesta ofreció un sonido robusto y enérgico, con maderas supliendo cuerda sin que apenas afectara al conjunto, y con crescendi tan brillantes y emocionantes como los que acompañaron las amenazas del fantasma o la declaración de amor de Raoul y Christine (Solo eso pido yo).

Las aportaciones del coro en números como Prima Donna o Carnaval iluminaron una puesta en escena minuciosa y perfectamente controlada, mientras en el elenco destacamos la dulce y entonada voz de la cartayera Soraya Méndez, capaz de solventar con éxito los exigentes cambios de registro en canciones como Cuánto quiero yo volverte a ver. Virginia Carmona, responsable del acabado vocal y escénico de la obra, brilló como comedianta y soprano de poderoso y muy adecuado (estridente) timbre; Pablo López superó con notable su registro ligero, tal como hizo el joven Vicente Bujalance como tenor de considerable potencia y proyección, mientras Martín Fernández bordó tanto en lo vocal como en lo dramático su romántico personaje del frustrado y enamorado fantasma. Sin duda es un lujo poder disfrutar de esta sensacional partitura en formato sinfónico, mirando muy de cerca la versión orquestada para la película de Joel Schumacher. Un trabajo bien hecho y un excelente arranque, tras el debut el pasado verano en Huelva, para una gira por la geografía española que auguramos triunfante.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 13 de octubre de 2014

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Hola Roldán, vaya tarde este comentario, pues el evento fué ya hace mas de un mes. Lo primero, mi enhorabuena a la producción. Realmente de altura. Lo vi en en Huelva y fue fantástico. Pero no es ese el motivo de mis palabras, solo mostrar mis mas completo acuerdo con lo que comentas en relación al auditorio Fibes. Me juré, y así lo mantendré mientras pueda, no volver nunca mas a tal auditorio a escuchar un concierto con amplificación de sonido. Me ocurrió en el fantástico montaje de Los Miserables, pero bien podría haber sido en cualquier otro como este del fantasma de la Opera. El espectáculo quedó seriamente penalizado por lo inapropiado del diseño del auditorio, lógicamente, destinado a otro tipo de actos y a ser multifuncional (lo mismo una conferencia, un concierto, un congreso, etc...), lo cual no justifica que tengan cabida todos los eventos, y cuyo estudio de sonoridad y luminosidad, sobre todo esto último, no va mas allá de lo evidente. Las paredes metálicas y brillantes, además de dar una acustica estridente, metálica, descompensada y muy mala en definitiva, tienen muchos elementos realmente molestos, los reflejos, los rayos de luz... cuando en el escenario hay luces intensas, se reflejan en las paredes laterales casi con la misma intensidad y si es desde el sitio que estaba yo (el lejano anfiteatro, 40 vergonzosos €), pues también en el techo, creando la ilusión de unos luminosos escenarios paralelos que desvían la atención haciendo que se pierda el efecto de oscuridad en la sala y con ello la intencionalidad de la función. Este fenómeno es continuo duante todo el espectáculo. En fin...
    Me desquitaré en el Mesias participativo de este año, a ver como se nos da. El año pasado fué brutal. Leeré lo que publiques al respecto, a ver si vuelvo a coincidir contigo.
    Saludos.

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