martes, 28 de octubre de 2014

AMARÁS AL PRÓJIMO Huyendo en arenas movedizas

Título original: W imie…
Polonia 2014 102 min.
Dirección Malgorata Szumowska Guión Malgorata Szumowska y Michal Englert Fotografía Michal Englert Música Pawel Mykietin y Adam Walicki Intérpretes Andrzej Chyra, Mateusz Kosciukiewicz, Maja Ostaszewska, Lukasz Simlat, Tomasz Schuchardt, Maria Maj, Olgierd Lukaszewicz Estreno en España (no en Sevilla) 10 octubre 2014

La realizadora polaca Malgorata Szumowska, conocida por su película Ellas protagonizada por Juliette Binoche, muestra en esta ocasión su sensibilidad e interés hacia la censura sexual en el seno de la Iglesia. Como ya hiciera hace dos décadas la directora inglesa Antonia Bird en Priest, nos narra la lucha de un sacerdote contra sus propias inclinaciones e impulsos sexuales, orientados hacia otros hombres. La austeridad de su puesta en escena y la escasez de datos que se nos ofrecen hacen sin embargo que la capacidad para identificarse y enganchar con el drama propuesto sea bastante inferior a los logros de la cinta que protagonizaron Linus Roache y Robert Carlyle. Su ingenuidad patente en cómo intenta simbolizar la huida del protagonista de sus propias tentaciones a través de correrías deportivas en el bosque o bailes borracho con el retrato del Papa Wojtyla, no hacen sino confirmar las limitaciones de una cinta poco atractiva e innecesaria. Parece ser que el sacerdote en cuestión, cuyos valores y visiones ante la vida desconocemos en todo momento, decide recluirse en un campamento para jóvenes difíciles para reprimir sus tentaciones; no nos parece lo más adecuado para alguien que huye de la carne. Una vez allí, y habida cuenta del desprejuicio con el que estos rebeldes afrontan nuevas experiencias, revivir la tentación llegará por sí solo, y lo hará en forma de joven salvaje pero atractivo al que pone imagen el propio esposo de la realizadora. Cámara en mano, escenas sin aparente conexión, reiteraciones de cuadros costumbristas contemplando el jugueteo permanente de los jóvenes, y detalles tan poco imaginativos para que descubramos la identidad sexual del protagonista, como hacerle rechazar las descaradas insinuaciones de la joven esposa de un colega, no hacen sino que la propuesta resulte más cansina y anodina. Sólo esas secuencias de huida por el bosque están rodadas con un mayor esmero estético, presuntamente intencionado para darle un matiz místico. La inquietante secuencia final se convierte en última instancia en única esperanza de que Szumowska pueda ofrecernos algo más interesante en el futuro. En Berlín logró el Teddy, premio reservado para la mejor película de temática homosexual.

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