domingo, 27 de julio de 2014

LLENAR EL VACÍO Sacrificio religioso

Título original: Lemal et ha'halal
Israel 2012 90 min.
Guión y dirección Rama Burshtein Fotografía Asaf Sudry Música Yitzhak Azulay Intérpretes Hadas Yaron, Chaim Sharir, Ido Samuel, Irit Sheleg, Yiftach Klein, Hila Feldman Estreno en España 25 julio 2014

Aunque nacida en Nueva York, Rama Burshtein se mudó a Tel Aviv con sólo un año y con veinticinco ingresó en la comunidad judía Haredi, considerada la rama más ortodoxa y conservadora del judaísmo. Durante mucho ha pertenecido al colectivo de mujeres cineastas de dicha comunidad, que se dedican sólo a realizar productos para el propio consumo, hasta que con ésta la película más ambiciosa del movimiento han encontrado distribución internacional. El resultado es un documento interesante desde el punto de vista antropológico, pues ayuda a conocer los vericuetos y tradiciones de un grupo sumido en el pasado, salvaguardia de costumbres ancestrales que sitúan a la mujer al margen de celebraciones y decisiones de importancia trascendental. Contribuye a corroborar el papel de la religión, cualquiera que ésta sea, en la sociedad, y de cómo todas parten de los mismos postulados, con la diferencia de que unas han evolucionado más que otras. La mujer está marginada y el dolor y el sufrimiento acercan a Dios: Todavía esto se practica en las corrientes más extremas de cualquier comunidad religiosa; pero Burshtein indaga más y sitúa, dentro de una corriente que ella misma eligió en edad ya adulta, a una mujer que conserva la capacidad de decidir en aquellas cuestiones que atañen a su vida personal. En este caso una joven tendrá que elegir, bajo presión familiar y consulta del rabino, entre el joven con el que está prometido y su propio cuñado, como dicta la costumbre cuando queda viudo y tiene hijos que cuidar. Un proceso de reflexión y ejercicio de libertad con un margen limitado que la realizadora escribe con letra clara y pausada mientras el espectador asiste perplejo a una sociedad en la que la mujer va elegantemente ataviada pero casi como con el burka árabe, cabeza tapada y ropaje hasta el cuello, y rige su vida en función de la voluntad de los hombres. Y existe dentro de un país que se erige en paradigma de la modernidad dentro de una zona devastada y castigada, que ya ha conocido dirigentes femeninas y que alimenta la condena internacional sometiendo al pueblo palestino a una masacre permanente, algo de lo que parecen estar al margen estos islotes de reflexión y solemnidad. La cinta obtuvo el premio a la mejor actriz, la joven y esforzada protagonista, en el Festival de Venecia de 2012.

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