sábado, 8 de febrero de 2014

MAUS 2014. GRUPO CINCO SIGLOS: NO ES LUGAR PARA CONCIERTOS

Ciclo de Música Antigua de la Universidad de Sevilla. Grupo Cinco Siglos. Programa: Sones de instrumentos (Danzas de la Edad Media Europea). Iglesia de la Anunciación, viernes 7 de febrero de 2014

Gabriel Arellano, José Ignacio Fernández, Antonio Sáez,
Daniel Sáez, Miguel Hidalgo y Antonio Torralba
Los críticos tenemos el lógico y natural privilegio de ocupar las mejores localidades en los espacios donde se celebran los conciertos, pero no siempre la organización prevé este emplazamiento y nos toca sentarnos donde podemos, lo que viene bien para apreciar las auténticas condiciones en que se desenvuelve el evento. Viene esto al caso de la pésima acústica que ofrece el templo de la Anunciación más allá de las primeras filas. Tan sólo una séptima y ya nos parecía estar en la habitación contigua. Inoportunos ecos, una masa informe y difusa de sonidos sin que apenas pudiéramos apreciar matices ni dinámicas, y cierta sensación incómoda de descoordinación entre los instrumentos, algo que incluso Antonio Torralba, flautista del Grupo Cinco Siglos, se atrevió a denunciar en sus didácticas locuciones.

A pesar de eso hubo motivos para disfrutar de la propuesta del conjunto, un recorrido exhaustivo pero muy bien articulado por la música instrumental de los siglos XIV y XIII en sentido inverso, desde las corrientes italianas, siguiendo con el Manuscrito del Rey francés y terminando con las Cantigas de Alfonso X el Sabio, adaptando cantos de trovadores a ilustraciones meramente instrumentales. Influencias árabes en la música europea medieval, con instrumentos y sonidos introducidos a través de nuestra península, que el grupo ofreció con auténticas piezas museísticas demostrando dominio y familiaridad a prueba de malas condiciones acústicas.

Tampoco la penumbra en que se desarrolló el concierto, por muy teatrales que queden los candelabros y la tenue iluminación del altar, ayuda a apreciar el trabajo de los músicos, a pesar de lo cual destacamos el refinamiento en arabescos, melódicos y articulaciones, la flauta en un solo precioso de balada, la hipnótica y cristalina cítola de José Ignacio Fernández en Seigneurs Sachiez, o la sensibilidad de Gabriel Arellano en una estampida a la viola. A destacar también la melodiosidad de la Cancioncilla alemana, la Dansse Real o el Chose Tassin III, además de su particular versión del Lamento di Tristano. Un repertorio que nos pareció abordado con excesiva delicadeza, sobre todo apreciable en una discreta percusión, siempre bajo los inconvenientes acústicos apuntados. Un programa muy similar al ofrecido la semana anterior por Capella de Ministrers debido a la falta de fuentes, y en el que la improvisación y la reinvención juegan un papel evidente, como quedó patente en un creativo ensamblaje de tres cantigas al final del desaprovechado concierto.

Versión ampliada del artículo publicado en El Correo de Andalucía el 9 de febrero de 2014

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