sábado, 25 de enero de 2014

PREMIOS ASECAN 2013: UNA GALA SIMPÁTICA Y EMOTIVA Y UNA OCASIÓN PARA EL CIVISMO Y LA RECONCILIACIÓN

Los ilusionados receptores y entregadores de los premios del cine andaluz. De rojo, guapísima, Belén López (mejor actriz por 15 años y un día) y de turquesa, jovencísima y bellísima, Natalia de Molina, que recogió el premio a la mejor película española no andaluza para Vivir es fácil con los ojos cerrados
Un año más profesionales y advenedizos (entre los que me encuentro) del Cine Andaluz se dieron cita en la ya tradicional gala de los Premios de la Asociación de quienes escribimos sobre o para el cine en Andalucía. Siempre he defendido esta ceremonia por encima de otras más encorsetadas y pretenciosas que se producen en nuestro país, y que en más de una ocasión no hacen sino imitar el inimitable e inmejorable modelo americano de los Oscar. Naturalmente no podemos comparar la gala del cine andaluz, reflotada con enorme ahínco, ingenio y mucho esfuerzo por Javier Paisano, su presidente, y un equipo humano cuyo altruismo es digno de elogio, con la más costeada y apoyada del cine nacional; pero hubo un tiempo en el que también las nuestras tenían glamour y chispa, donde se descubrieron talentos como el de Paco León o José Luis García Pérez, o se armaron saraos irrepetibles como el protagonizado por la familia Bardem en la que se celebró en los desaparecidos cines Rialto de la capital andaluza. Pero siempre, entonces y ahora, destacaron por la naturalidad, la frescura y la gracia de sus participantes, frente a la impostura de otros eventos con guión de manual rancio y aburrido.

La de esta ocasión, celebrada en el precioso teatro que la Fundación Cajasol tiene en la Plaza de San Francisco frente al Ayuntamiento de la ciudad, destacó en emoción y sinceridad; se repartieron veintitrés galardones con un ritmo encomiable y una gracia extraordinaria. El periodista Rafael Pontes y su homónima cordobesa Marta Jiménez condujeron una edición más la gala con mucha gracia y reflejo. El doble hubiera durado, el doble hubiéramos disfrutado. Para el recuerdo el momento en que la diseñadora de vestuario de The Extraordinary Tale, Esther Vaquero, dejó caer el trofeo, que siendo de cristal se hizo añicos. El incidente se resolvió con tanta ocurrencia como simpatía y todos los asistentes acabamos a carcajadas. Sirvió la recepción posterior para limar asperezas y demostrar que hemos avanzado mucho en educación y tolerancia.

A Joaquín Ortega lo quiere matar una mujer, no yo
Resulta que en este blog se ofrecieron malas críticas de la arriesgada película de José Francisco Ortuño y Laura Alvea, así como de la dirigida, protagonizada, escrita y producida por Joaquín Ortega, Sueño. Los primeros, amigos míos de toda la vida, respetaron generosamente mis tenues valoraciones, mientras del segundo llegaron a mis oídos auténticas afrentas divulgadas en facebook y twitter. Claro está que releyendo mi pequeña reseña sobre la película en cuestión denoto que mi tratamiento fue muy duro y agresivo, aunque siempre desde la sincera e ingenua intención de no hacer daño a nadie. Quizás porque no somos conscientes de la trascendencia que puedan tener nuestras palabras, pero lo cierto es que el artífice de Sueño estaba comprensiblemente enojado. Aunque temía que intentara partirme la cara (yo me hubiera defendido, que para eso cuido mi físico), decidí acercarme y presentarme al cineasta. Sirvió la ocasión para conocernos y defender nuestras posturas, y a mí especialmente para pedir disculpas si le había causado dolor. Ortega me aclaró que debemos ayudarnos porque esta actividad tan hermosa del cine en nuestra comunidad está siempre en precario, y que aunque el producto no nos guste o nos parezca de mala calidad, podemos argumentarlo de forma más constructiva. Tiene razón este hombre curtido en el difícil arte del especialista de acción cinematográfico, oficio que le ha llevado incluso a trabajar en varias ocasiones en Estados Unidos. Su película, al margen de las valoraciones vertidas en estas páginas, constituye sin duda una empresa difícil y costosa que no debería quedar arruinada por unas palabras de bloguero. Agradezco la importancia que se le han dado a mis comentarios, a la vez que me disculpo por lo que puedan haber molestado. Son lecciones que podemos y debemos aprender en cada ocasión que esta vida tan excitante y maravillosa nos brinda, de la misma forma que estoy seguro que Joaquín Ortega habrá reflexionado sobre su reacción y preferiría no haber vertido comentarios tan insultantes hacia mi persona en Internet. Si sirve de algo a estas alturas, añadiré que Sueño es una película cuyas escenas de acción le dan una singularidad especial dentro del panorama cinematográfico español, y en la que salta a la vista que su realización ha debido costar mucho dinero a su creador, quien por ello merece atención y seguir sus nuevos proyectos con el ánimo de encontrar crecimiento y superación.

Lo dicho, los premios ASECAN fueron una fiesta, una lección de vida y un motivo más para sentirse orgulloso de vivir en nuestra tierra. La relación de premiados, entre los que sobresalen Caníbal, ¿Quién mató a Bambi?, The Extraordinary Tale, A puerta fría y Ali, la pueden encontrar en la web de la asociación, donde también se relacionan esos otros premios que singularizan nuestra apuesta y la desmarcan de los consabidos Oscar, César, Goyas, Bafta y similares que siguen un mismo patrón, como son los premios a labor informativa, divulgación, libros de cine y homenajes no sólo a cineastas sino también a instituciones o, como en esta ocasión, empresarios andaluces.

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