martes, 14 de enero de 2014

AGOSTO La obsesión americana por el fracaso

Título original: August: Osage County
USA 2013 121 min.
Dirección John Wells Guión Tracy Letts, según su obra teatral Fotografía Adrian Goldman Música Gustavo Santaolalla Intérpretes Meryl Streep, Julia Roberts, Ewan McGregor, Chris Cooper, Abigail Breslin, Benedict Cumberbatch, Juliette Lewis, Margo Martindale, Dermot Mulroney, Julianna Nicholson, Sam Shepard, Misty Upham Estreno en España 10 enero 2014

No parece causalidad que George Clooney y Grant Heslov hayan elegido a John Wells para llevar al cine esta exitosa obra de teatro ganadora del Pulitzer, doblada a todos los idiomas y representada en multitud de países, incluido el nuestro. No en vano en su escueta filmografía destaca The Company Men, una agria sátira sobre los estragos de la crisis económica en un grupo de ejecutivos paradigmas del triunfo que está en las antípodas de ese fracaso al que tanto temen los americanos de clase media, y que constituye el eje central alrededor del cual gira este drama cómico y la enrarecida y desestructurada familia que lo protagoniza. Wells se revela además muy capacitado para lidiar con repartos lujosos y poblados de egos, como ya hizo en aquella estupenda película protagonizada por Ben Affleck, Kevin Costner, Tommy Lee Jones y Chris Cooper, que repite ahora experiencia con este director a tener muy en cuenta. Con un mal rollo impresionante, los integrantes de esta familia reunida alrededor de una tragedia van descubriendo sus miserias y sus secretos siguiendo el eje que marcan una madre enferma, cruel y despiadada, su hija y a la vez la hija de ésta y la madre de la primera, a quien sólo conocemos a través de las anécdotas que cuenta tan maravillosamente como suele ser habitual en ella Meryl Streep, la intérprete de este primer personaje al que nos hemos referido. Todos los humanos pobladores de este cuento ambientado en el caluroso Oklahoma del agosto del título exhiben su insatisfacción a través del fracaso, especialmente sentimental, que por supuesto forma parte de ese sueño americano tan recurrente en el arte y la vida del nuevo continente. Y es la única americana verdadera, una india apache que trabaja como sirvienta en la casa familiar, quien demuestra cordura, sensatez y humildad, y quien en última instancia les salvará del desastre total e irreversible. Un detalle sintomático en el que Letts ha volcado tanta mala leche como la que desparrama Violet Weston (Streep) sobre sus tres hijas, mientras una huye físicamente, la otra lo hace emocionalmente a través del autoengaño y la tercera se resigna a verse reflejada irremediablemente y asumir su destino. Los hombres tienen poco que decir o añadir, se limitan a acompañar a estas representantes del matriarcado más histérico y despiadado, si bien a ellos queda reservada la hazaña más despreciable y censurable de todo el conjunto. Mulroney ya no es el chico del que Roberts desconocía estar enamorada en La boda de mi mejor amigo, ni Breslin es la niña gritona y recortada de Pequeña Miss Sunshine. Ahora es una joven de catorce años que está despertando a la vida y reconociendo cuánta miseria hay en ella; pero al menos en su familia se conocen, hablan, se comunican (aunque a veces sea a gritos) y de alguna manera se quieren, y eso en una época en que padres e hijos ni siquiera se conocen ni apenas tratan, ya es mucho. Sólo por la fuerza arrolladora de sus dos principales protagonistas ya merece la pena; de hecho muchos la llaman no por su título sino por la película de Meryl Streep y Julia Roberts.

No hay comentarios:

Publicar un comentario