lunes, 23 de diciembre de 2013

UNA VIDA SENCILLA y recompensada con amor y respeto

Título original: Tao jie
China 2011 118 min.
Dirección Ann Hui Guión Susan Chan y Lee Yan-iam Fotografía Nelson Yu Lik-wai Música Law Wing-fai Intérpretes Andy Lau, Deannie Ip, Qin Hailu, Wang Fuli, Paul Chun Estreno en España 20 diciembre 2013

La vida del protagonista de esta película estrenada en China hace casi dos años no es precisamente sencilla. Como productor de cine está sometido a continuas reuniones, una presión constante, compromisos y problemas de toda índole. No por ello se muestra como una persona estresada e histérica, como habría ocurrido si la película hubiera sido americana o, peor aún, española (me parece estar viendo a Quim Gutiérrez atacado de los nervios en esa tesitura); se trata de cine oriental con intérpretes sometidos a otra cultura y otra educación inspirada en la espiritualidad y la meditación, lo que se aprecia en unos comportamientos siempre sutiles y pausados. Sí podríamos considerar sencilla la vida y la personalidad de su tata, la mujer que le ha cuidado a él y a su familia desde siempre, desde la cuna, y que ahora se ha estado ocupando de él en su madurez, pues parece que ni de formar una familia propia ha tenido tiempo el protagonista. Pero la vida de ella la consideramos sencilla porque sus objetivos también lo han sido, sin más ambiciones ni proyectos que acompañar y servir a su muchacho, su familia y su todo. Sin embargo esa aparente sencillez conlleva mucho trabajo, esfuerzo y dedicación, como también lo exige poner en pie una película tan íntima y poética como ésta, que también es aparentemente sencilla en sus postulados técnicos y estructurales y en su apuesta por el sentimiento, recogido e interiorizado. La relación entre este hijo y esta madre que no lo son se convierte en eje central de una cinta que aboga por las cosas importantes de la vida, las que la hacen sencilla, especialmente las relacionadas con los sentimientos, la generosidad y el cariño, todo ello traducido en dedicación, esmero, mimos y cuidados. Al fin y al cabo eso es lo que nos vamos a llevar cuando nos vayamos de esta enigmática vida a ese más allá indescifrable. Y será gratificante también para quien esté dispuesto a entregarse y dar lo mejor de sí a favor de quien nos necesita, en respuesta de agradecimiento por todo su amor y comprensión, y sobre todo como muestra de cariño incondicional y absoluto. Con elipsis continuas que nos ahorran situaciones que se sobreentienden, la veterana realizadora Ann Hui teje con mucho cariño este mantel de emociones y sentimientos sobre el que despliega una lección inteligente de amor y vida.

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