sábado, 30 de noviembre de 2013

PURO DELEITE Y EMOCIÓN EN EL CONCIERTO DE LOS SOLISTAS DE LA BARROCA EN CÁDIZ

X Festival de Música Española de Cádiz. Enrico Onofri, violín y dirección Pedro Gandía Martín, violín Mercedes Ruiz, violonchelo Alejandro Casal, clave Juan Carlos Rivera, tiorba Ventura Rico, contrabajo Programa: La folía española (obras de Corelli, Caldara, Castro y Vivaldi). Gran Teatro Falla, viernes 29 noviembre 2013

Coincidiendo con la presentación y salida al mercado de su octavo disco bajo el sello propio Prometeo, un valiosísimo recopilatorio de obras vocales e instrumentales de Gaetano Brunetti, compositor italiano afincado en España en pleno Clasicismo, con Christophe Coin en la dirección y el siempre placer añadido de Raquel Andueza, la Barroca ofreció en el marco del Festival de Música de Cádiz un concierto centrado en esas danzas cortesanas de origen pastoril que se denominaron folías y que tan asociadas estuvieron a nuestra cultura desde finales del siglo XVI.

Cinco espléndidos músicos de la formación, comandados por Enrico Onofri, que inauguró así una temporada al frente de nuestras orquestas, que continúa esta semana con la Barroca en pleno y culminará a mitad de diciembre con la Sinfónica, brindaron sus mejores cualidades para ilustrar un paseo por este particular esquema armónico-melódico basado en tema, variaciones e improvisación. Considerando el carácter monográfico de la propuesta, el predominio de piezas de Corelli, que Antonio Caldara fue su alumno y el jesuita sevillano Fco. José de Castro siguió miméticamente su estilo, el conjunto salvó la monotonía con un trabajo sólido marcado por el sonido dulce, sensible y elegante de Onofri, menos blando en esta ocasión de lo habitual.

De hecho el violinista italiano exhibió mucho virtuosismo y una justa y equilibrada expresividad, encontrando el contrapunto perfecto en el fraseo preciso y el ataque contundente de Pedro Gandía. Sobresaliente Ruiz en todo momento, especialmente marcando de forma obsesiva el ritmo junto a Rico en la sorprendente Chacona de Caldara. El apoyo del clave sobre el órgano exigió a Casal mantenerse en pie sin sacrificar en ningún momento su dominio y deleitante manejo de ambos instrumentos, mientras Rivera ocupó un segundo pero imprescindible plano con tanta dignidad como distinción. Un Vivaldi emotivo y sin fisuras protagonizó la cumbre de un concierto en el que el público gaditano se mostró tan devoto como lo es desde hace mucho el sevillano.

Versión extensa del artículo publicado en El Correo de Andalucía el lunes 2 de diciembre de 2013

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