sábado, 2 de noviembre de 2013

LOS MISERABLES EN FIBES: MÚSICA CONTRA LA ADVERSIDAD

Musical de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil. Daniel Anglés, dirección residente. Arturo Diez Boscovich, dirección musical. Intérpretes: Nicolás Martinelli, Ignasi Vidal, Armando Pita, Guido Balzaretti, Lydia Fairén, Elena Medina, Eva Diago, Carlos Solano, Talía del Val. Una producción de Cameron Mackintosh y Stage Entertainment. Auditorio FIBES, viernes 1 de noviembre de 2013

Entre el estreno en Londres del musical de Lionel Bart Oliver!, basado en la novela de Dickens, y el de Los miserables en París, según Victor Hugo, el género sufrió una rotunda transformación de la mano de Andrew Lloyd Webber y el concepto de la ópera rock. Un revulsivo que se fue suavizando por influencia de ese gran maestro del musical americano contemporáneo que es Stephen Sondheim; y es en ese punto en el que surge el musical de Schönberg y Boublil. Pero hasta que el productor Cameron Mackintosh no puso sus ojos en él no comenzó la carrera meteórica que le ha llevado a ser uno de los musicales más exitosos y representados de la historia del género. España fue el cuarto país del Mundo en estrenarse, sólo cinco años después de hacerlo en Broadway, impulsado nada más y nada menos que por Plácido Domingo. Pero la producción que ha aterrizado en Fibes es la de 2005 que conmemoró su veinticinco aniversario, y que en Madrid se estrenó en 2010. La sombra de Mackintosh en todo caso asegura su calidad.

La boda cuenta con una divertida coreografía
No es habitual que una función vaya de gira sin perder ni un ápice de los recursos y elementos que se disfrutaron en su estreno, por eso la ocasión merece una doble bienvenida. Bien es verdad que el sin duda magnífico auditorio del Palacio de Congresos sigue antojándose excesivo para una cita de estas características. No olvidemos que esto no es un concierto de rock, ni siquiera de clásica; es teatro, y como tal exige mayor complicidad con el público y que éste se identifique mejor con personajes y situaciones desde una mayor cercanía. Afortunadamente las numerosas adaptaciones que el cine ha hecho de la novela de Hugo, y en especial la que este mismo año llegaba a las pantallas recreando el musical, ha conseguido que el público esté más familiarizado con este drama ambientado en la época en que los franceses intentaban recuperar los derechos que con sangre y lágrimas consiguieron en 1789 y que la restauración monárquica hizo peligrar. La sordidez humana en forma de injusticia, desigualdad, desencanto, crimen y prostitución se dan cita en un espectáculo que lima asperezas a través de la esperanza y, sobre todo, la música.

Teatro de primera calidad es la que ofrece este montaje dinámico y entretenido, con ágiles y constantes cambios de decorado, y un sólido y compenetrado equipo artístico que se mueve por el escenario con soltura y sentido del ritmo. Apenas veinte músicos consiguen además un sonido compacto y sensacional de la mano del joven Arturo Diez Boscovich, habitual colaborador de la Filarmónica de Málaga y galardonado compositor de la música del cortometraje Fuga. Lástima que la inevitable amplificación catapultara en más de una ocasión a las voces, un detalle que deberían perfilar los técnicos de sonido.

Nicolás Martinelli en un ensayo
En el apartado vocal el argentino Nicolás Martinelli da vida a Valjean con arrolladora presencia escénica y una potente y dramática voz, aunque a veces abusa del falsete; Ignasi Vidal, familiarizado con el personaje de Javert desde el estreno en el Teatro Lope de Vega de Madrid, exhibe mayores virtudes vocales que dramáticas, echándose en falta algo más de emotividad en números como Estrellas. El duelo interminable entre sus personajes no alcanza sin embargo el adecuado nivel dramático y de compenetración. El joven Guido Balzaretti supera la corrección en su tesitura de tenor lírico, mientras Talía del Val se revela como una Cosette de voz almibarada y timbre muy agudo. A Elena Medina le faltó emotividad al entonar el famoso Soñé una vida (I Dreamed a Dream), y los cómicos Eva Diago, de voz inapropiadamente castiza, y Armando Pita consiguieron dar a sus personajes el carácter grotesco y desenfadado que requieren. Pero a nuestro juicio quien más destacó es Lydia Fiaren como Eponine, seguramente la voz menos afectada y más desprejuiciada, asumiendo con naturalidad su condición eminentemente pop. Especial mención merecen los niños seleccionados para la ocasión en Sevilla, sobre todo la pequeña Cosette, cuya presentación en el escenario remite directamente a la famosa ilustración de Émile Bayard que desde siempre ha servido como emblema de este musical.

En definitiva, un espectáculo de indiscutible categoría con soluciones escénicas excelentes y fondos inspirados en dibujos del propio Victor Hugo, que consiguen cuadros de extraordinaria fuerza plástica y densidad emotiva. Atentos porque el domingo será Alfonso Casado, natural de Alcalá de Guadaira, quien dirija la orquesta, y lo viene haciendo con éxito en el West End londinense desde hace tiempo.

Crítica publicada en El Correo de Andalucía el 2 de noviembre de 2013

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