miércoles, 15 de mayo de 2013

LOS CONTRASTES EXTREMOS DE JUAN CARLOS FERNANDEZ-NIETO

Juan Carlos Fernández-Nieto, piano. Programa: Sonata nº23 Op.57 « Appasionata » de Beethoven; Cuaderno 2º de la Suite Iberia de Albéniz; Carnaval Op.9 de Schumann
Martes 14 mayo 2013, Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza

La presentación del pianista Juan Carlos Fernández-Nieto en el Maestranza, con un amplio y prestigioso bagaje tras las espaldas, estuvo marcada por unos contrastes excesivos ya desde la misma forma de abordar cada una de las dos partes del programa.

Carnaval es una ingeniosa colección de variaciones que Schumann diseñó a partir del nombre del lugar en el que nació un amor de juventud, Asch, que tradujo a la notación musical alemana para crear una serie de piezas que reflejaran los diversos estados de ánimo que le inspiraban personajes de la comedia del arte, su propia personalidad bipolar o esa sociedad Davidsbünder que imaginó para hacer frente a las corrientes musicales más conservadoras. El joven pianista acertó en reflejar ese caleidoscopio de emociones con una lectura fresca, ágil, delicada y refulgente según los casos, que remató optando más por un carácter triunfal que grotesco.

Antes se enfrentó a dos páginas fundamentales del repertorio pianístico con un incómodo e inconveniente exceso de temperamento, contrastes muy acentuados y pautas más henchidas de afectación que de imaginación, seguramente con la intención de exhibir una personalidad original. Salvó las notorias dificultades técnicas de ambas piezas pero no las expresivas. La intensidad emotiva y trágica de la Sonata nº 23 de Beethoven no consiste en subrayar sus pasajes más violentos, sino en una mayor indagación y capacidad para conmover, haciendo uso de una sutileza que tampoco asomó en Albéniz, abordado desde su vertiente más folclórica, con más estridencia que gracia y echándose en falta una mayor dosis de seducción y evocación, salvo en la popular pieza dedicada a Triana, más atinada en la combinación de estos elementos. En cualquier caso su acabado técnico fue satisfactorio y no dudamos que con algo más de indagación pueda solventar los inconvenientes apuntados.

Por último, una curiosidad para amantes de la música cinematográfica. Aprovechando la interpretación de Carnaval de Schumann, apuntamos que Franz Waxman adaptó el número dedicado a Chopin para crear una rapsodia para piano que incluyó en la banda sonora de una película de 1947 que protagonizó Joan Crawford bajo el título de Possessed.

Versión extensa de la crítica publicada en El Correo de Andalucía el 16 de mayo de 2013

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