sábado, 22 de diciembre de 2012

EL TRADICIONAL MESÍAS MATIZADO POR HELMUTH RILLING

Hanna-Elisabeth Müller, soprano. Wallis Giunta, mezzosoprano. Dominik Wortig, tenor. Benjamin Appl, bajo. Gächinger Kantorei. Camerata Vocal Concertante. Coro de Cámara An Die Musik. Coro de la Sociedad Musical de Sevilla. Coro de la Universidad de Huelva. Coro del Ateneo de Sevilla. Coro Manuel de Falla del Conservatorio Superior de Sevilla. Orfeón Portuense. Orfeón Virgen de la Escalera de Rota. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Helmuth Rilling, director musical. Programa: El Mesías de Haendel.
Teatro de la Maestranza, viernes 21 de diciembre de 2012

La atenta dirección de Helmuth Rilling
Tras el paréntesis del año pasado con Carmina Burana, éste ha regresado al templo maestrante de la música el tradicional Mesías, cuando todavía estamos esperando que se amplíe la oferta con, por ejemplo, el Magnificat de Bach, que se encuentra también entre las obras corales participativas programadas por la Obra Social de La Caixa. Con cada nueva ocasión tenemos el placer de enfrentarnos a un Mesías diferente, siempre desde la perspectiva de artistas a menudo inaginativos, como hace un par de temporadas ocurrió con Robert King. Rilling no es una excepción a estas visiones personales y llenas de vida propia. A sus casi ochenta años lucía entregado y apasionado sobre el podium, recuperando en su propio estilo una larga tradición cada vez más despreciada de interpretar este repertorio barroco con las prestaciones de una orquesta sinfónica moderna. Aún así, respetuoso con las tendencias imperantes en la actualidad, procuró que toda la obra sonara en estilo, reduciendo efectivos, limitando el vibrato en la cuerda y procurando ofrecer una lectura respetuosa en extremo con cada una de las diferenciadas partes que integran esta popularísima pieza.

Una divertida pose de Wallis Giunta con el mismo
vestido que lució anoche
Así tras una primera, única realmente relacionada con la Navidad, amable y delicada, su batuta adoptó un tono sombrío y más dramático en la segunda, redimido por el júbilo y la exaltación del Aleluya, y prosiguiendo en ese mismo tono vitalista en la tercera, con el triunfo ante la muerte y la destrucción (por cierto, ¿no se tenía que haber acabado el Mundo ayer?). En general la suya fue una interpretación del Mesías que destacó en majestuosidad e incluso monumentalidad. Las pretaciones de la ROSS fueron sobresalientes en todo momento, sin caídas de tensión ni desajustes de ningún tipo, con la importación del clavecinista de la Orquesta Barroca de Sevilla, Alejandro Casal, para hacerse cargo del órgano, y con una Nuria Leyva sensacional a la trompeta, segura y decidida, artífice y responsable en momentos puntuales de esa monumentalidad a la que hacíamos referencia.

Liderados por el coro titular de Rilling, Gächinger Kantorei, de texturas con frecuencia también sombrías y una muy apropiada elegancia y delicadeza en el fraseo y la modulación, el resto de nuestros coros cumplieron también holgadamente, a pesar de que el experimento participativo deviene a menudo en estridencias y excesos decibélicos. Una nutrida muestra de la afición por el canto de nuestras provincias más occidentales contribuyeron a la calidez de una velada una vez más bendecida por la magia.

El barítono Benjamin Appl
Otro cantar, nunca mejor dicho, fue la participación del cuarteto solista, integrado por jóvenes promesas que a tenor de lo escuchado dicen poco del futuro de la lírica a nivel mundial. Rilling demuestra una notable generosidad brindándoles esta oportunidad, pero los resultados flaqueraon aquí considerablemente. Se hubiese salvado de la mediocridad la soprano Hanna-Elisabeth Müller, si no hubiera tenido que afrontar algunas de sus arias sin habilidad ninguna para la coloratura; aún así su timbre es puro y expresivo. La bella mezzo canadiense Wallis Giunta, que según su página web tiene el don de la ubicuidad, pues ayer y antes de ayer ofrecía el Mesías junto a Rilling ¡en Madrid!, tuvo que adaptar una voz que apenas alcanza la tesitura de mezzo, salvo ya casi al final en O death, where is thy sting, a la de una contralto, y naufragó a causa de sus continuos y desafortunados cambios de color; y eso que al principio, con un estilo fuera de lugar pero con encanto casi de teatro musical, nos hizo presagiar una visión original y fresca de su rol. El tenor alemán Dominik Wortig ofreció un canto sin expresividad, ocre y ajeno a cualquier atisbo de emotividad. Y el joven Benjamin Appl prestó su voz de barítono para afrontar una tesitura de bajo, lo que unido a sus caídas de tono y su impostada modulación acabó también en rotunda decepción. No obstante vaya por delante la magnífica dirección de Rilling, la excelente interpetación de la ROSS y el Coro Gächinger, y la entrega cálida y disciplinada de los coros participativos.

2 comentarios:

  1. Estimado Juan José, al menos falta uno de los coros que han integrado El Mesías participativo de 2012. Falta el Coro de Cámara An Die Musik. Lo sé porque soy integrante del mismo jeje. Si puedes rectificar la entrada, te estaré muy agradecido.
    Gracias de antemano.

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  2. Mis más sinceras disculpas por la ausencia, agradecimiento por su lectura y su comentario, y enhorabuena por el coro en el que participa. Queda corregida la falta.

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