jueves, 13 de diciembre de 2012

DAMISELAS EN APUROS Me quedo con Fred Astaire

Título original: Damsels in Distress
USA 2011 99 min.
Guión y dirección Whit Stillman Fotografía Doug Emmett Música Mark Suozzo y Adam Schlesinger Intérpretes Greta Gerwig, Adam Brody, Analeigh Tipton, Megalyn Eichikunwoke, Carrie MacLemore, Hugo Becker, Billy Magnussen, Ryan Metcalf, Jermaine Crawford, Zach Woods, Nick Blaemire Estreno en España (no en Sevilla) 5 diciembre 2012

Antes de ser reclamada por Woody Allen para formar parte del elenco de A Roma con amor, Greta Gerwig protagonizó esta nueva incursión en el cine de Whit Stillman, del que no sabíamos nada desde que en 1998 dirigiera Los últimos días del disco. Empeñado en analizar el comportamiento de las clases altas americanas, la frescura que exhibió en su primera película, Metropolitan, se ha ido desgastando y convirtiendo en impostura en sucesivos títulos, Barcelona, Los últimos días…, y ahora estas Damiselas en apuros cuyo título toma prestado de un clásico de George Stevens de 1937 que aquí se llamó Señorita en desgracia y en el que Fred Astaire tenía como pareja después de varios años no a Ginger Rogers sino a Joan Fontaine, que se atrevía incluso a marcarse algún tímido baile. A Stillman le debe gustar bailar porque siempre hace que sus personajes lo hagan, y en ésta de forma más explícita como terapia contra la depresión y con dos números de baile destacados, uno a partir precisamente de una de las canciones de ese clásico de Astaire, Thing Are Looking Up de George e Ira Gershwin; el otro es un baile inventado para la ocasión bajo el nombre de Sambola. Por cierto, ojo a la banda sonora de Mark Suozzo y Adam Schlesinger, autor este último de las canciones de la película The Wonders, que dirigió Tom Hanks en 1996. En todo el entramado de esta nueva película se nota el afán del director por reincidir en un cine no muy elaborado y aparentemente ingenuo en el que sin embargo poder verter una buena dosis de mala leche; porque su retrato de ambientes pijas, que poco tiene que ver con las nuevas clases altas, más macarras, erigidas a partir de la especulación financiera y el empobrecimiento del mundo, encierra sin embargo un alto porcentaje de veneno, desde las cimientes del sistema, que son las universidades y su muy programada e intencionada estructura de clases y sistemas. Las elucubraciones y las maquinaciones de una pandilla de jóvenes cretinas dominadas por la más sagaz en torno al amor y la generosidad, en un ambiente universitario y eternamente primaveral, hacen quizás extrañar otras propuestas más gamberras y evidentes, aunque también menos pretenciosas, como Una rubia muy legal, Fuera de onda o Rumores y mentiras. Pero en general hay en esta cinta mucho encanto y sutileza, así como un trabajo excelente con los jóvenes intérpretes, a muchos de los cuales convendría prestarles bastante atención. Y todo en torno a un guión que encierra más de lo que aparenta, como ya ocurría con el clásico de George Stevens del que toma prestado su nombre, aunque por su ingenuidad y su frescura, y desde luego por sus magníficas canciones y estupendos números musicales, seguimos quedándonos con Fred Astaire.

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