martes, 20 de noviembre de 2012

ESPERANZA SPALDING Y MELODY GARDOT EN EL MAESTRANZA: UNA COMBINACIÓN PERFECTA DE JUVENTUD Y TALENTO

Ciclo Grandes Intérpretes “Dos Noches de Jazz”
Esperanza Spalding Radio Music Society. Domingo 18 de noviembre
Melody Gardot The Absence. Lunes 19 de noviembre
Teatro de la Maestranza

Concentrado en dos días consecutivos, el mini ciclo Grandes Intérpretes del Maestranza se ha rebautizado este año como Dos noches de Jazz, con dos incorporaciones recientes al blues y el jazz que difieren en temperamento pero coinciden en género, edad y una carrera meteórica; la que ha llevado a Esperanza Spalding de embelesarse con Yo Yo Ma y estudiar y a la vez enseñar en el Conservatorio de Berklee, a cantar ante Obama, ganar un Grammy e ilustrar con una voz angelical el tradicional recordatorio de fallecidos en los Oscar de este año.

La joven cantante y bajista vino para presentar su cuarto y último trabajo en solitario, Radio Music Society, arropada y en ocasiones ahogada por una espléndida Big Band en un alarde de producción digno del primer Quincy Jones. Con su pelo afro recogido y un vestuario juvenil e inocente, en su estilo se vislumbran ecos de Blossom Dearie y algo de Pat Metheny. En perpetuo estado de trance divagó ante un público desorientado sobre la capacidad de la radio para transmitir la emoción de la música, nuestro derecho a sentirnos reyes o la belleza de nuestra sonrisa, como introducción de temas como Radio Song, Crowned and Kissed o Smile Like That, a los que añadir su versión del sensual I Can’t Help It de Michael Jackson o el sensacional Black Gold. Del disco al directo sacrificó definición melódica a favor de una jam session permanente y a veces confusa, ruidosa en metales y percusión, a pesar de lo cual destacamos el piano de Leo Genovese, la trompeta de Igmar Thomas, la guitarra eléctrica de Jeff Lee Jonson y el estilo R&B de la voz de Chris Turner, mientras ella estuvo más enganchada al bajo eléctrico que al más atractivo acústico.

Por su parte Melody Gardot se presentó con un espectáculo sofisticado y glamoroso, ataviada como la mala de una teleserie o la protagonista de Sunset Boulevard, con sus imprescindibles gafas de sol y su hermosa cabellera rubia oculta por un misterioso turbante. Derrochando experiencia sobre las tablas, a pesar de su notoria juventud, quizás por el sufrimiento físico que le ha deparado la vida, la norteamericana fue desgranando temas de su último trabajo, The Absence, un recorrido por aquellos lugares que más le han inspirado y marcado como ciudadana del mundo que se considera. Arropada por cinco excelentes músicos, algunos de virtuosismo circense, la Gardot entusiasmó el público con bossa nova (Mira), balada (Goodbye, Lisboa), chanson (Les etoiles) y hasta bulería palmeando So We Meet Again My Heartache. Una estupenda coreografía lumínica fue caldeando el ambiente, cada vez más en sintonía con la propuesta embriagadora y sensual de esta cantante de voz elegante y susurrante, con episódicos derroches de potencia vocal.

Demostró una enorme generosidad prestando un especial protagonismo a sus músicos y esforzándose en hablar un castellano que confesó no dominar. Se echaron en falta algunos de sus éxitos, como Baby I’m a Fool o If the Stars Were Mine, despidiéndose con tres clásicos: Summertime, Fever y Over the Rainbow.

Artículo publicado en la edición impresa de El Correo de Andalucía el 20 noviembre 2012

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