martes, 6 de noviembre de 2012

9º FESTIVAL DE CINE EUROPEO DE SEVILLA 5ª JORNADA

GEBO ET L’OMBRE
Portugal-Francia 2012 95 min.
Guión y dirección Manoel de Oliveira, según la obra de Raul Brandao Fotografía Renato Berta Intérpretes Michael Lonsdale, Claudia Cardinale, Jeanne Moreau, Leonor Silveira, Luís Miguel Cintra, Ricardo Trêpa

A pesar de estar a punto de cumplir 104 años y de trabajar en el cine desde 1931, Manoel de Oliveira apenas ha dirigido una treintena de películas de ficción, y lo más sorprendente es que la mayoría ellas las ha realizado en los últimos veinte años. Digno no solo de libro Guinness sino de un estudio concienzudo médico y psicológico, resulta difícil que pueda ni tan siquiera con un piloto automático coordinar todos los elementos que confluyen en la realización de una película, y mucho menos escribirla. Ésta se basa en una obra de teatro y sus escenarios se limitan a una habitación y una callejuela premeditadamente acartonada, con un sencillo trabajo de ambientación a finales del siglo XIX. Y en todo este tiempo ha seguido fiel a su estilo, premioso, lánguido y muy teatral, reforzado ahora por la fuente en la que se basa. Su cine, venerado por unos cuantos que lo encumbran, y lo que es más curioso, que lo producen a pesar de su escasa rentabilidad, a otros nos parece pretencioso; en esta ocasión parece querernos hablar de muerte en vida, con un glosario de personajes sin emoción, abandonados al devenir de los acontecimientos, en claro contraste con un joven rebelde, presente permanentemente en sus vidas, que les abandonó hace tiempo para marcarse su propio rumbo. Entre sus discursos, porque nos encontramos ante una propuesta muy teatral, parece querer hablar también del arte basado en la vida y sus consecuencias. Menos mal que esta vez se rodea de grandes intérpretes ya veteranos, como Michael Lonsdale, Jeanne Moreau y una Claudia Cardinale notablemente desmejorada física y artísticamente, especialmente cuando hace poco disfrutábamos tanto con la luz que irradia en El artista y la modelo de Fernando Trueba. Pero eso no basta para evitar que acabemos sumergidos en sopor.

RECOLETOS ARRIBA Y ABAJO
España 2012 75 min.
Guión y dirección Pablo Llorca Fotografía Wira Berriatúa Intérpretes Cesáreo Estébanez, Jaime Pujol, Zay Nuba, Beatriz Pécker, Victoria Mora, José Ramón Rey

Éste es el octavo largometraje de ficción realizado por el historiador de arte Pablo Llorca; el primero fue Venecias, y con el segundo, Jardines colgantes, empezó a darse a conocer. Quizás sea hoy por hoy uno de los pocos realizadores españoles que hagan un cine que pueda considerarse de autor, con un universo muy particular y una tremenda inquietud por experimentar nuevos lenguajes, estructuras narrativas y texturas sin por ello apartarse demasiado de la senda conocida y aceptada popularmente, al menos en el terreno dramático. Con esta película recién sacada del horno nos cuenta una historia muy lineal y en cierto modo muy clásica, pero lo hace con una estética muy básica, no muy lejos del video casero, eso sí, con trípodes y grúas para no marear y no distraer la atención. El experimento resulta chocante pero a menudo divertido, porque sin reparar en la posibilidad de hacer el ridículo, plantea diálogos y situaciones que provocan risa en ocasiones hasta hilarante. Y todo para generar un discurso sobre la burguesía, la que se autoproclama progresista, defiende unos valores y se acomoda en otros, en claro contraste con la descarada e indisimulada devaluación y degradación moral de quienes una vez ejercieron el poder y ahora no pueden ocultar su baja condición. Lo cierto es que, risas aparte, su discurso está bien planteado, con personajes bien diseñados y con una línea argumental que dura e interesa lo justo, y divierte en su deliberada ingenuidad.

THE SHINE OF DAY
Título original: Der Glanz des Tages
Austria 2012 90 min.
Dirección Tizza Covi y Rainer Frimmel Guión Tizza Covi, Rainer Frimmel y Xaver Bayer Fotografía Rainer Frimmel Intérpretes Phillip Hochmair, Walter Saabel

El reencuentro entre un joven actor y su tío, un veterano artista circense retirado, y su posterior relación con un inmigrante moldavo y sus pequeños hijos, en una situación muy delicada, sirve a esta pareja de realizadores austriacos para trazar la historia de una amistad especial y presuntamente enriquecedora. La cinta está rodada en tono casi documental, como aquella serie de televisión de principios de los 80 que se llamaba Vivir cada día, donde los personajes también se interpretaban a sí mismos. No se entiende muy bien qué ha llevado a sus responsables, que lo son también del guión y de la deficiente fotografía, a interesarse por esta historia y sus personajes, y mucho menos a abordarla con unos planteamientos estéticos y narrativos tan poco atractivos. Pero lo cierto es que en principio la relación entre estas dos personas del mundo de la farándula, cuya luz del día parece ser precisamente la libertad y el sentimiento de privilegio que sienten en el ejercicio de sus respectivas profesiones, promete en un principio lo que más tarde no es capaz de cumplir, cuando se han agotado las anécdotas contadas por el personaje de más edad y la historia va desvariando y desinteresando paulatinamente, sin que se vea la hora de que toque a fin. Paradójicamente fue su actor no profesional el que se alzó en el Festival de Locarno con el premio al mejor actor. Sus responsables obtuvieron un significativo éxito hace tres años con la película La pivellina.

PARADE
Título original: Parada
Serbia-Eslovenia-Macedonia- Croacia-Montenegro 2011 115 min.
Guión y dirección Srdjan Dragojevic Fotografía Dusan Joksimovic Música Igor Perovic Intérpretes Nikola Kojo, Milos Samolov, Hristina Popovic, Goran Jevtic, Goran Navojec, Dejan Acimovic

Lo que en un principio no es sino una comedia burda, de colores chillones y situaciones grotescas y esperpénticas, sobre un colectivo gay (y con mucha pluma) que pretende celebrar un desfile del orgullo gay en la muy homófona Belgrado, se convierte bien entrado el metraje en un interesante análisis, siempre desde un punto de vista cómico, de la diversidad que caracteriza la desmembrada Yugolslavia, y de cómo las diferencias son más institucionales que individuales. Gays, mafiosos, matones y neonazis acaban mezclados en un guión delirante pero con objetivos muy claros. Su ritmo frenético, su humor sencillo y bienintencionado y el interés que expiden en cada uno de sus cometidos sus diversos responsables, la convierten en una película amable y simpática, dejando a un lado todos sus excesos escénicos y dramáticos, que no son pocos. Habida cuenta de que de cinematografías como éstas sólo nos llegan películas de autor, diferentes y concienzudas, este tipo de cine se quedaría en consumo local si no fuera por estos certámenes, y merece la pena conocer también de qué se ríen y por qué serbios, bosnios y croatas.

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