martes, 24 de enero de 2012

ORO NEGRO Épica tradicional e ingenua de un megalómano

Título original: Black Gold
Francia-Italia-Qatar 2011 130 min.
Dirección Jean-Jacques Annaud Guión Jean-Jacques Annaud y Menno Meyjes, según la novela “Al sur del corazón” de Hans Ruesch Fotografía Jean-Marie Dreujou Música James Horner Intérpretes Tahar Rahim, Antonio Banderas, Mark Strong, Freida Pinto, Riz Ahmed, Akin Gazi, Liya Kebede Estreno en España 20 enero 2012

Los misterios de la exhibición cinematográfica en este país son insondables. Mientras una producción como Bunraku, que apenas ha conocido distribución en salas de cine en el resto del Mundo, aquí invade nuestras pantallas, la nueva película del megalómano Jean-Jacques Annaud (El oso, El nombre de la rosa, Siete años en el Tíbet) apenas se puede ver en un puñado escueto de cines en toda la geografía española; en Sevilla tan sólo en una sala, la más cara a pesar de que sus condiciones de proyección y, sobre todo, de sonido dejan mucho que desear. Ni siquiera la presencia de Antonio Banderas en el elenco protagonista ha animado a sus distribuidores y exhibidores españoles.  Y eso que nos encontramos ante una producción sumamente distraída, bien realizada y con indudables alicientes, como una puesta en escena sobria, un ritmo narrativo muy adecuado y unas bellísimas localizaciones, todo ello ensamblado con un considerable espíritu épico. Un trabajo que simplifica el choque entre progreso y tradición fanática que caracteriza a los conflictos árabes desde hace siglos, adoptando un estilo entre Las mil y una noches, El viento y el león y Mahoma, el mensajero (los parecidos con Lawrence de Arabia se antojan más lejanos). Correctos los intérpretes, incluido Banderas, ajustado el guión firmado por Menno Meyjes (El color púrpura, pero también Estado de sitio y Manolete…) e impecable su factura técnica, apoyada más en el paisaje natural que en la infografía, aunque el realizador ya abusó de los efectos digitales en Enemigo a las puertas, el film acaba resultando disfrutable, a pesar de sus muchos pasajes de marcado carácter ingenuo. Épica, romántica y espectacular, la música de James Horner alimenta su fama de irredento plagiador de la música de otros, generalmente clásicos, y de la suya propia, en esta ocasión con esos acordes calcados de la música de Enemigo a las puertas, a su vez una imitación de las famosas primeras notas de La lista de Schindler de John Williams, sustituyendo para la ocasión el corte marcial soviético por los más apropiados arabescos.

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