domingo, 16 de octubre de 2011

MIENTRAS DUERMES Nuestro lado oscuro

España 2011 102 min.
Dirección Jaume Balagueró Guión Alberto Marini Fotografía Pablo Rosso
Música Lucas Vidal Intérpretes Luis Tosar, Marta Etura, Alberto San Juan,
Iris Almeida, Pep Tosar, Petra Martínez, Margarita Rosed, Oriol Genis, Carlos Lasarte, Amparo Fernández, Tony Corvillo Estreno 14 octubre 2011

De poco sirve reivindicar anteriores títulos del director de Rec, como Los sin nombre, Darkness o Frágiles, porque ninguno es una obra maestra, como tampoco lo es ésta que se ha podido ver en el Festival de Sitges; pero sí se trata de un ejercicio inteligente y muy bien llevado sobre la envidia, la maldad y la necesidad de infringir dolor ajeno, llevada a extremos en la línea de lo inverosímil, si no fuera porque el guión, la realización y la interpretación logran el milagro de hacernos creer tan arriesgada propuesta. Bien estructurada narrativamente y excelentemente ambientada, la película alcanza sus cotas más altas de perversión en la relación del protagonista con su madre y en una determinada secuencia en la que sin pretenderlo nos vemos del lado del impresentable protagonista, quizás para saber qué es lo próximo que va a hacer sin que nadie lo interrumpa. Con un argumento y unas premisas muy similares a la muy fallida La víctima perfecta, el nuevo film de Balagueró  se presenta como un film ambicioso pero no pretencioso, distraído, perverso y con valores indiscutibles como la precisa interpretación de Luis Tosar, para quien habría de existir un premio especial cada año. Sus maneras al dirigirse a sus dialogantes son realmente estremecedoras, así como su angustia en momentos concretos. Muy de cerca le sigue la extraordinaria Petra Martínez, cuya capacidad camaleónica hace que a veces sigamos sin saber quién es esta estupenda actriz que ya nos embelesó en Nacidas para sufrir. Más discutible es el trabajo de Marta Etura, a quien no le negamos encanto pero que aquí muestra una felicidad de impostura. El desconocido Lucas Vidal se encarga de dotar a la cinta de una banda sonora rica y elaborada, aunque muy deudora del sonido del compositor del momento, Alexandre Desplat. Sólo una pega, un final poco ingenioso y decepcionante. 

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