domingo, 31 de julio de 2011

SILENCIO DE AMOR Un pudding algo indigesto

Título original: Tous les soleils
Francia 2011 106 min.
Guión y dirección Philippe Claudel Fotografía Denis Lenoir Intérpretes Stefano Accorsi, Neri Marcoré, Clotilde Courau, Lisa Cipriani, Anouk Aimée, José Luis Roig, Xavier Boulanger, Aude Koegler Estreno 22 julio 2011


La creatividad sin límites de nuestros distribuidores ha optado por transmutar el título original de esta cinta, Todos los soles, extraído de un poema que la mítica Anouk Aimée (Un hombre y una mujer) lee al protagonista, evocador de un continuo amanecer, un mirar siempre adelante, asumiendo el pasado como algo que ya no existe y que no debe condicionar nuestro futuro, por Silencio de amor, otro poema que en este caso lee la hija del mismo protagonista. Hemos optado así por identificar el contenido de esta irregular cinta con un poema distinto del que el propio autor eligió para ilustrarla. Al margen de esta anécdota, nos encontramos ante una película ligera, en tono de comedia, de quien hasta ahora se había desenvuelto mejor en el drama estricto, vía su trabajo literario y su otra película Hace mucho que te quiero, donde disfrutábamos de una espléndida Kristin Scott Thomas. En este pudding amable pero indigesto nos habla de soledad, nostalgia, muerte y pérdida, de relaciones paternofiliales en la difícil edad de la adolescencia, siempre desde el tópico más previsible y ramplón, y hasta de exilio de un indignado de la Italia berlusconiana. Demasiados temas, tratados con mucho histerismo (los personajes están permanentemente alterados aprovechando su condición latina) y apoyándose en un humor ingenuo y facilón y en unos giros románticos poco convincentes. Sin embargo, y a pesar de que mucho de su metraje se ve con cierta vergüenza ajena, en algunos momentos consigue conmover, algo que en la actual situación creativa cinematográfica no deja de agradecerse. La buena salud de que goza actualmente la actividad musical sevillana se traduce aquí en la participación del asturiano Daniel Zapico, especialista en la tiorba y habitual de nuestra Orquesta Barroca, en la banda sonora de esta cinta, aprovechando la afición profesional del protagonista por la música antigua y barroca.

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