domingo, 17 de abril de 2011

CAPERUCITA ROJA, ¿A QUIÉN TIENES MIEDO? El cuento pervertido

Crítica de cine

Título original: Red Riding Hood USA 2011, 100 min.
Dirección Catherine Hardwicke Guión David Leslie Johnson Fotografía Mandy Walker
Música Brian Reitzell y Alex Heffes Intérpretes Amanda Seyfried, Shiloh Fernández, Max Irons, Billy Burke, Virginia Madsen, Gary Oldman, Julie Christie, Lukas Haas, Shauna Kain 
Estreno 15 abril 2011


Si Tim Burton nos contaba en Alicia en el país de las maravillas una historia inventada que acaecía años después de que la heroína cayera en la madriguera del conejo de la suerte, sin abandonar los personajes y situaciones recreados en la novela de Lewis Carroll, la realizadora de Crepúsculo, Thirteen y Los amos de Dogtown hace algo parecido a partir del cuento clásico de Perrault. Inventa una historia nueva en la que encaja los acontecimientos claramente perceptibles extraídos del cuento infantil. Pero en esta ocasión invierte la enseñanza o moraleja del cuento - No te fíes de los desconocidos - y propone una fórmula mucho más perversa e inquietante: El mal lo tenemos cerca, y quizás habite en nuestro interior. Con estética de fantasía, ambientada en un Medievo nada riguroso e imaginario de poses, hábitos y bellezas muy contemporáneas, la cinta narra un triángulo amoroso entre jóvenes (uno de ellos es el hijo de Jeremy Irons), con amenazas de hombres-lobo y de una Iglesia castigadora y pervertida, que se adueña y domina en todo aquello donde pueda sembrar el miedo. Crueldad en dosis limitadas para no ahuyentar la taquilla, pero con más perversión y malas intenciones de las habituales en este tipo de productos. Al final, como con Alicia, se trata del viaje de una joven de la adolescencia a la madurez, experimentando de manera cruda y adelantada los dolores propios del amor y la muerte. Claro que todo esto no está plasmado con profundidad ni suficiente sentido del análisis, pero basta con que haya sido apuntado, tratándose de un producto tan descaradamente comercial, para que se erija en un film interesante. Lástima que el apartado musical haya sido confiado a Brian Reitzell, muy proclive al narcisismo y nada consagrado a ilustrar las imágenes que acompaña.


"End Suite" de la BSO de la película; música compuesta por Brian Reitzell y Alex Heffes

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